El precio actual del petróleo tomó al mundo por sorpresa, complicando a ciertos países productores, a todas las empresas que dependen del combustible y a los miembros de la OPEP, pero también ha impulsado economías de capa caída como la chilena.
La reducción en más de un 60% en el precio del petróleo, resultó ser una muy mala noticia para los países productores, pero terminó siendo un acontecimiento glorioso para Chile, que en su calidad de importador neto favorece a todos los sectores productivos, a través de la disminución en sus costos.
Joseph Ramos, destacado professor de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Chile, es categórico respecto al actual escenario de precios de este combustible. “¡Ya era hora! Los países productores mantuvieron un monopolio durante 30 años. Hemos estado a los pies de estas naciones por demasiado tiempo y me parece muy bien que esta situación se termine”.
Para el economista, hay 2 factores que han propiciado esta baja. “En menor medida, han influido la desaceleración china y el estancamiento del crecimiento en la zonaEuro, que incide en la disminución de la demanda de petróleo. Pero la razón más importante es la aparición de nuevas fuentes de petróleo y de gas, esquisto o shale gas, que han permitido a países como EE.UU., pasar de ser un importador neto a productor de su propio combustible. Si existe justicia divina, estos yacimientos no deberían estar solo en el país norteamericano, sino que también en otros, por lo que la situación actual no debería ser reversible. El precio del petróleo seguirá cayendo”, afirma.
Ramos, además considera que de mantenerse la actual caída en el precio del petróleo, el crecimiento económico chileno podría registrar un impulso 0,5%, cifra nada de trivial si se compara con las actuales proyecciones para el 2015 (sin tomar en cuenta el efecto petróleo), que son del orden del 2,6%.
Sin embargo, detrás de esta caída, el académico asegura que hay algo que pocos advierten. “Nos hemos acostumbrado a los altos precios del petróleo de estos últimos años, por lo que olvidamos cuál es el valor promedio de las últimas 3 décadas. El precio -fijado curiosamente por el mismo monopolio- es de US$53, no tan distinto al US$45 actual. Lo que sorprende bastante es que este promedio incluye los 4 o 5 años en los que el combustible ha alcanzado valores en torno a US$100”, afirma.
El techo ya no es el cielo
Tal como señala Joseph Ramos y otros economistas internacionales, si los países productores decidieran recortar la disponibilidad del crudo, éste, al ser muy inelástico, subiría mucho de precio. Sin embargo, aún no se ha definido lo que hará el cartel.
Sabemos que el valor no quedará congelado en US$45 el barril, pero la reciente producción de fracking ya le puso un techo permanente, que lo bajará para siempre de las nubes.
Así, es posible que en el corto plazo ya no sea factible observar los documentales de NatGeo, que muestran las impresionantes estructuras petroleras en países como México, siendo reemplazados por los exitosos yacimientos conseguidos en North Dakota, Texas y en otros estados de EE.UU. como Colorado y el delta del Mississippi. A éstos, inevitablemente se sumarán otras naciones, incluyendo a China y gran parte de Europa, cuyas reservas de esquisto todavía resultan desconocidas y que, hasta la fecha, en el Viejo Continente no han sido objeto de serias prospecciones por temor al impacto que su explotación pudiese producer sobre el medio ambiente.
Como se observa, son diversos los factores que han desencadenado una brecha entre la oferta y la demanda de petróleo, cuyo cierre ha determinado una caída desde los US$115/barril que alcanzó en junio de 2014, hasta los menos de US$45/ barril de enero de 2015, y que no se ha visto compensada por la apreciación del 13% del dólar (desde los 1,34 euros/dólar a los 1,18 euros/dólar), que es la divisa utilizada para efectuar las transacciones de esta material prima, vital para el funcionamiento de la economía.
Joseph Ramos explica que como ahora se requieren menos dólares frente a la misma oferta por el crudo, el precio de esta divida debiese caer.
“En Chile esto no ha sucedido, pues también el cobre experimentó una baja. Si fuera solo el dólar frente al precio del petróleo, se abarataría, pero en este país lo que ocurre con el metal rojo influye más”, afirma el economista.
Y agrega que, “frente a una baja en el precio del dólar, se ven afectadas las exportaciones pero también los productores nacionales que compiten con ellas. En el caso de la industria minera, el 25% de los costos son energía, por lo que ahora que ésta podría tener bajas de hasta un 50%, se reducirían los costos cerca de un 10%, lo que representa una caída cercana a los 30 centavos en la producción”.
La eficiencia energética chilena
La Agencia Chilena de Eficiencia Energética (AChEE) es el organism nacional encargado de promover su uso de forma eficaz, pues según sus principios, es la manera más económica de acceder a ella.
Frente a la situación actual, las preguntas que surgen son: ¿cuán cerca estamos de una dependencia de combustibles fósiles?, ¿Chile podría cortar el cordón, tal como aparentemente lo hizo EE.UU?
Claudio Gavilán, Jefe del Área de Transportes de AChEE resuelve estas interrogantes.
“Como país, aún no incursionamos en fuentes alternativas de energía. Hoy en día tenemos una dependencia de un 98% de los combustibles fósiles: petróleo, gas natural, etc. Estamos lejos, pero vamos por el camino correcto, considerando que la eficiencia energética no lleva más de 5 años en Chile”, explica el experto.
Una de las vías que la agencia está patrocinando para reducir esta dependencia, es la norma chilena NCh3331, que se utiliza para probar nuevas tecnologías y compararlas.
Muchas empresas se interesan por mejorar sus niveles de eficiencia energética y se acercan a la AChEE para buscar apoyo y probar sus prototipos.
Es así como uno de los más interesados fue la industria nacional del transporte de carga, que invierte cerca de un 30% en combustible diésel.
Transportes Nazar fue uno de ellos, quien junto a una empresa que distribuye un inyector de hidrógeno a la cámara de combustión, buscaron la manera de reducir costos, mejorando la eficiencia. La otra empresa fue AutoGasco.
“Las 2 experiencias se hicieron en 2013 y en 2014 y los resultados fueron diferentes para cada caso. Uno de ellos no tuvo resultados concluyentes, por cuanto el ahorro del petróleo diésel fue un 0%, debido a que no prestaba una ayuda significativa en su redución. Por otro lado, la segunda experiencia sí fue exitosa, pues se consiguió un nivel de sustitución bastante alto. De 100% del petróleo que ingresa a la cámara de combustión, se reemplazó casi un 40%. Para la ignición inicial se utilizaba el petróleo y luego, para mantener una velocidad constante, se empleaba el Gas Natural Comprimido (GNC)”, explicó Claudio.
Lamentablemente, el análisis de los resultados económicos no arrojó conclusions diferentes, producto del precio del petróleo, el impuesto específico del crudo y el costo del GNC.
Pese a esto, los colaboradores de la agencia no se dan por vencidos, pues saben que si un conductor aplica eficiencia energética en el desempeño de su máquina, puede reducir entre un 5% y un 15% de sus costos, sumándole también mayor seguridad.
Con todo, está claro que en el corto plazo es posible resolver la dependencia energética que presenta Chile frente a los combustibles fósiles, pero quién sabe si en ciudades como Puerto Varas, de un día para otro, aparece un yacimiento de shale gas y permita cantar victoria, tal como le ocurrió a los vecinos del norte.