Por José Quiroga / Portfolio Manager Renta Variable Internacional y Derivados, Inversiones Security
Este año para Estados Unidos, quedará escrito como el peor comienzo de la historia bursátil y se debe a un set de variables en la macroeconomía global que no tendría precedentes.
Bancos centrales se abocan al empleo de una serie de herramientas “no convencionales” para estimular el esquivo crecimiento post crisis sub-prime como resultado de incentivos y riesgos morales que dominaron la industria bancaria hasta antes de la implosión de sus balances. Casi a una década de este gran shock, que arrastró a la comunidad europea poniendo en duda la continuidad de la unión monetaria, hoy enfrentamos nuevamente un mundo lleno de sorpresas.
Países Nórdicos llevaron tasas de interés a negativo para esquivar la apreciación de sus monedas a la postre de inmensos flujos globales buscando safe havens. Símil al caso de Japón que emularía el Central Europeo, imponiendo tasas negativas a los excesos de capital mantenidos en reservas por los bancos comerciales para reactivar la colocación de crédito.
Estados Unidos, gracias al Quantitative Easing, aumentó rápidamente su masa monetaria, depreciando el dólar respecto a las monedas globales, recuperando competitividad en mercados donde habían sido desplazados por mano de obra asiática, generando empleo, más riqueza y ahorro, que además de financiar más inversión a tasas menores y beneficiarse del efecto multiplicador del dinero, potenció un debilitado consumo que una vez más lo sitúa como líder de crecimiento. Y esta dinámica, además, ayudó a combatir un antiguo lastre: el déficit de la balanza comercial.
Sin embargo, luego de haber generando grandes ganancias de capital al llevar a niveles bajos los rendimientos de la renta fija ante esta inmensa presión compradora de deuda existente en el mercado, han incentivado al mundo a lidiar con una búsqueda de yield entre los agentes del mercado, empujando valorizaciones del mercado accionario sobre una desviación estándar respecto a la media de los últimos 10 años, y en el caso de la industria bancaria a financiar proyectos que históricamente no se harían dado los riesgos de crédito que implicarían.
La búsqueda de yield en un contexto donde los históricos rentables márgenes de intermediación de la banca se han comprimido en función de las bajas tasas de política monetaria, podría ser correlacionado con el boom del Shale gas & oil, que en breve, ha implicado que Estados Unidos sea hoy el mayor productor del mundo de petróleo, explotando yacimientos que hasta hace pocos años atrás no eran rentables.
De tal forma, que el mundo enfrenta un contexto donde las alzas de tasas de la FED no tendrían sustento para tender a normalizarse como se esperó: estacionalidad de datos macro locales, debilidad de la demanda interna China y las balanzas comerciales emergentes, han traído flujos hacia la deuda soberana de EE.UU. – aplanando su curva- más los temores sobre la industria bancaria que enfrenta márgenes de intermediación bajos y no crecientes, con exposición a la complicada industria energética que han venido financiando.
Por lo tanto, deberemos vivir con más volatilidad, acostumbrarnos a la incertidumbre de los caminos no explorados en política monetaria, y esperar que los buenos fundamentos sean los que finalmente determinen el valor de largo plazo de los activos.