Un acuerdo de extensión de contrato de explotación entre el Estado y la empresa Rockwood y la llegada de un consorcio coreano para la fabricación de cátodos, baterías y automóviles, son algunas de las iniciativas que se barajan para potenciar el uso del elemento en el país. Lo anterior podría triplicar el tamaño del mercado. Un escenario bastante tentador para la economía.
Por Ana María Cuneo
Las consecuencias que acarrea la inestabilidad del precio del cobre al capital local hacen que la diversificación de la matriz económica del país se torne cada vez más necesaria. En esta búsqueda, desde hace un par de años, industria y Estado han puesto foco en el litio, un elemento presente en el Salar de Atacama y exportado por Chile, lo que ha llevado a la inserción en una industria que en 2015 movió US$1.3 billones.
No obstante, el tamaño del mercado -pequeño si se compara con el del cobre que ronda los US$100 billones- los especialistas sostienen que posee un enorme potencial si se toma en cuenta que al año 2013, Chile representaba el 38,5% de la producción de litio metálico en el mundo y que posee la mayor reserva a nivel global, con el 54%.
A esto se suma el incremento exponencial de la demanda del elemento, proveniente principalmente de países asiáticos como Corea del Sur y Japón, además de Estados Unidos, la que ha generado un alza de ventas desde 10 mil toneladas en el año 2000 a 40.000 en el último tiempo. Y eso no es todo, porque los expertos proyectan que la tendencia seguirá al alza, con tasas del 10% anual o por sobre ella, lo que significa que el volumen de negocio se triplicaría en poco tiempo.
El Ingeniero Civil Industrial y docente de la Escuela de Ingeniería de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Álvaro Videla, explica que el aumento se debe a una mayor existencia de equipos móviles como celulares, que contienen baterías cuyo principal componente es el litio.
“En el futuro esto va a seguir escalando, aunque ya no por esos aparatos, sino que por los vehículos móviles. En la medida que veamos Atacama, pasando desde 26 mil a 80 mil toneladas al año, de sales de litio grado técnico y grado batería, durante los próximos 27 años. En esta cifra, también se incluye el desarrollo de una tecnología que permita producir hidróxido de litio desde salmuera, convirtiéndose en el primer proveedor mundial de este mineral no metálico.
Gracias a este acuerdo, con el que se espera que el país produzca el 40% de litio a nivel mundial en 2025, la empresa invertirá cerca de US$600 millones en la Región de Antofagasta para la ampliación de su operación. Mientras, el Estado recibirá ingresos adicionales por US$2.700 millones entre 2017 y 2043.
En tanto, el acuerdo establece la obligación de Rockwood de reservar hasta el 25% de su producción para la venta preferente a la industria nacional. Según el contrato, dicha cuota se debe vender a un valor menor de venta del producto registrado en los últimos 6 meses, “lo que constituye un incentivo para quienes deseen incursionar en el desarrollo de productos en base a litio desde Chile”, sostiene el Subsecretario de Minería, Erich Schnake.
Para ello, la Corporación de Fomento de la Producción (Corfo) convocará a un concurso internacional que adjudique la producción a los inversionistas que ofrezcan y desarrollen en Chile las alternativas más atractivas de alto valor agregado. Al respecto, “consideramos que Chile tiene las condiciones para producir cátodos para batería y -por lo mismo- es la primera opción de agregación de valor que estamos considerando”, puntualiza el Vicepresidente Ejecutivo de Corfo, Eduardo Bitrán.
En tanto, el ejecutivo explica que el interés por fomentar la industria nace del compromiso de satisfacer la demanda mundial, derivada de que la electromovilidad tiene un impacto significativo también en el incremento de la demanda de cobre, lo que se explica porque un auto eléctrico contiene alrededor de 80 kgs. de mineral rojo, lo que representa 4 veces más que un vehículo convencional. “Por cada nuevo vehículo eléctrico producido, se requieren 65 kgs. adicionales de cobre, el que tiene que ser bajo en emisiones de CO2 y Chile, por el potencial solar, tiene la mejor opción de producirlo”, subraya.
¿Cómo concretar estos avances?
Los expertos coinciden en la necesidad de generar una sinergia entre el Estado y la empresa, materia en que Erich Schnake reconoce un avance.
La política del litio estableció los lineamientos de la institucionalidad en la que el Gobierno ha estado trabajando, con la finalidad de regular la forma en la que se pueda acceder a la exploración y explotación de este mineral, respetando el marco constitucional vigente. En este sentido, “la explotación del recurso debiera hacerse a través de alianzas público-privadas, lo que resulta natural dado que el mayor know-how de esta industria en particular lo tienen compañías privadas.
El trabajo conjunto para desarrollar esta actividad garantizará darle mayor valor agregado a su producción y hacerla más inclusiva”, sostiene Schnake. mayor cantidad de autos eléctricos en el mercado, subirá también el número de baterías de litio”, asegura.
Actualmente, Chile extrae carbonato de litio y cloruro de litio, productos que se generan en el norte del país y que son de nivel químico, utilizado como materia prima por países productores de cerámicas, baterías, lubricantes, grasas y aires acondicionados, entre otros (ver infografía). El carbonato de litio exportado sirve para la producción de cátodos, el principal componente y costo de las baterías de litio.
¿Puede el país insertarse en el creciente mercado de la fabricación de baterías de litio y no solo vender el producto en las versiones que actualmente se comercializan?
“Un Chile que pretende extraer más valor del litio debiese aspirar a fabricar cátodos y acoplarse a la línea de producción de baterías de litio, de manera de entregar el producto a un valor menor que el que ellos mismos puedan producir”, asegura el académico de la PUC.
Lo anterior es posible dado que el Salar de Atacama posee características únicas, que le otorgan ventajas respecto de otros yacimientos. “Tiene muy bajos contenidos de contaminantes, como el calcio y el magnesio, en comparación con cualquier otro salar en el mundo. Por lo tanto, si para llegar a carbonato de litio puro, grado batería, hay que extraer contaminantes, entre los que se encuentran los ya nombrados, es mucho menos costoso realizar el proceso aquí, pues se requieren menos gastos de operación, lo que es una ventaja natural que podemos aprovechar”, recalca el académico.
En esta línea, el Gobierno firmó un acuerdo con la empresa norteamericana Rockwood -una de las 2 compañías productoras de litio presentes en el norte del país- lo que permitirá que su filial chilena, Ambermarle, extienda su contrato y aumente la cuota autorizada en el Salara de Atacama, pasando desde 26 mil a 80 mil toneladas al año, de sales de litio grado técnico y grado batería, durante los próximos 27 años. En esta cifra, también se incluye el desarrollo de una tecnología que permita producir hidróxido de litio desde salmuera, convirtiéndose en el primer proveedor mundial de este mineral no metálico.
Gracias a este acuerdo, con el que se espera que el país produzca el 40% de litio a nivel mundial en 2025, la empresa invertirá cerca de US$ 600 millones en la Región de Antofagasta para la ampliación de su operación. Mientras, el Estado recibirá ingresos adicionales por US$ 2.700 millones entre 2017 y 2043.
En tanto, el acuerdo establece la obligación de Rockwood de reservar hasta el 25% de su producción para la venta preferente a la industria nacional. Según el contrato, dicha cuota se debe vender a un valor menor de venta del producto registrado en los últimos 6 meses, «lo que constituye un incentivo para quienes deseen incursionar en el desarrollo de productos en base a litio desde Chile», sostiene el subsecretario de Minería, Erich Schnnake.
Para ello, la Corporación de Fomento de la Producción (Corfo) convocará a un concurso internacional que adjudique la producción a los inversionistas que ofrezcan y desarrollen en Chile las alternativas más atractivas de alto valor agregado. Al respecto, «consdieramos que Chile tiene las condiciones para producir cátodos para batería y -por lo mismo- es la primera opción de agregación de valor que estamos considerando», puntualiza el Vicepresidente Ejecutivo de Corfo, Eduardo Bitrán.
En tanto, el ejecutivo explica que el interés por fomentar la industria nace del compromiso de satisfacer la industria nace del compromiso de satisfacer la demanda mundial, derivada de que la electromovilidad tiene un impacto significativo también en el incremento de la demanda de cobre, lo que es explica porque un auto eléctrico contiene al rededor de 80 kgs. de mineral rojo, lo que representa 4 veces más que un vehículo convencional. «Por cada nuevo vehículo eléctrico producido, se requieren 65 kgs. adicionales de cobre, el que tiene que ser bajo en emisiones de CO2 y Chile, por el potencial solar, tiene la mejor opción de producirlo», subraya.
¿Cómo concretar estos avances?
Los expertos coinciden en la necesidad de generar un sinergía entre el Estado y la empresa, meteria en que Erich Schnnake reconoce un avance.
La política del litio estableció los lineamientos de las institucionalidad en la que el Gobierno ha estado trabajando, con la finalidad de regular la forma en la que se pueda acceder a la exploración y explitación de este mineral, respetando el marco constitucional vigente.
En este sentido, «la explotación del recurso debiera hacerse a través de alianzas público-privadas, lo que resulta natural dado que el mayor know-how de esta industria en particular lo tienen compañías privadas. El trabajo conjunto para desarrollar esta actividad garantizará darle mayor valor agregado a su producción y hacerla más inclusiva», sostiene Schnnake.
Por su parte, Álvaro Videla considera que el rol del Ejecutivo radica en la creación de la infraestructura, marco legal y ambiente propicio, pero que debe haber un complemento privado para desarrollar estrategias de largo plazo. “El Estado debiese promover la etapa primaria conceptual, de generación de una planta piloto, y luego velar porque aparezcan actores que quieran tomarla y correr los riesgos que corresponden a un negocio”, dice.
Existen otros países que poseen y explotan este metal. Entre ellos aparecen Australia, China, Zimbabwe, Portugal, Brasil, Estados Unidos y Argentina, que junto a Chile y Bolivia forman el llamado “triángulo del litio”, pues concentran aproximadamente el 50% del elemento en el mundo. Y es precisamente el país del tango el que ha impulsado una campaña importante para desarrollar su reserva, al instalar este mineral dentro de su plan estratégico de gobierno, generando inversión para atraer a los actores de la industria internacional.
“Han firmado convenios con 2 o 3 empresas internacionales de gran magnitud, para poder explotar sus salares localmente y, aunque en el corto plazo no van a ser una amenaza muy importante, están mostrando señales de querer avanzar en cuanto a su capacidad, por lo que creo que van a transformarse en una potencia, dado que tienen las reservas”, cree el PhD, Álvaro Videla.
Nuevos actores
A fines de 2016, se desarrollaron distintas reuniones entre representantes del Gobierno y ejecutivos de un consorcio asiático compuesto por las firmas Vision Group, Kanhoo Group y MTL Shenzhen Group, además de empresarios coreanos instalados en Chile. El objetivo fue presentar un proyecto de la compañía asiática que contempla la construcción de 2 parques industriales, que trabajen primero en la producción de cátodos de litio y luego avancen en la cadena hacia la fabricación de baterías, para llegar a elaborar automóviles y buses; materia en que las 3 compañías tienen experiencia desde 1994.
El representante de Nexis Consulting -empresa que asesora al consorcio en Chile- Mauricio Mora, informa que la inversión inicial ronda los US$500 millones, para llegar a los US$2.000 millones al finalizar el proceso, en un período de 10 años. El plan estratégico de la compañía comienza con la producción de 1.000 toneladas a 2018 para continuar con 5.000 en 2018, y 10.000 al año 2028.
Lo anterior implicaría un incremento importante en el tamaño de la industria en Chile, pues “si un cátodo es 6 veces el valor agregado del litio, una batería lo incrementa en 15 veces y un automóvil en 35”, dice el ejecutivo que también asegura que “creemos que Chile puede llegar a ser una potencia en el mercado del litio gracias a la cantidad de reserva y la posibilidad de generar valor agregado. Todo dependerá de lo que pueda hacer el Gobierno en cuanto a la generación del impuesto. Con todas esas variables se puede asegurar que se generen cambios históricos en la materia”, afirma Mora Tras la presentación del proyecto, desde la empresa dicen haber encontrado una buena aceptación por parte de distintos organismos del Estado, al mismo tiempo que trabajan en la fórmula para estructurar una alianza público-privada, lo que permitiría captar más recursos.
El Subsecretario de Minería, Erich Schnake, considera que “es una excelente noticia saber que hay empresas que demuestran interés y están indagando sobre la posibilidad de desarrollar la industria de baterías de litio en nuestro territorio. Ello demuestra que Chile es un país atractivo para las inversiones extranjeras, y que las decisiones que se han tomado en el último tiempo respecto de la producción de litio, en particular por parte de Corfo, son positivas y están bien encaminadas”.
Y agrega que “si llega a desarrollarse la industria de baterías de litio a nivel nacional, es porque a las empresas les resulta más conveniente instalarse en Chile y producir desde aquí. Ello no impide que nuestra nación siga buscando alianzas estratégicas con otros países, especialmente considerando lo que los demás pueden aportarnos en otras materias”.
En tanto, Mauricio Mora informó al cierre de esta edición, que como parte del plan para establecer el negocio en el país, el consorcio importaría también el conocimiento para el desarrollo de la tecnología. En este sentido “estamos en proceso de revisión de un acuerdo de colaboración para la implementación de la tecnología con la Comisión Chilena de Energía Nuclear (Cchen), quienes están convencidos de que existe la capacidad para hacerlo”, concluye.