Después de ser por 4 años Embajador de Chile en China, el Presidente de Fedefruta cree que las oportunidades que ofrece el gigante asiático serán clave para el crecimiento del país.
Por Claudia Marín
En octubre pasado, la Federación de Productores de Fruta de Chile, Fedefruta, anunció la renuncia de su presidente, Ramón Achurra Larraín. Su sucesor, es un antiguo conocido del gremio creado en 1985 para impulsar el desarrollo del sector frutícola: Luis Schmidt Montes.
Es ingeniero civil de la Universidad Católica y, aunque comenzó apuntando a las lecherías, pronto dio un giro hacia la fruta y decidió plantar kiwis, que a mediados de los años ´80 eran muy cotizados a nivel internacional.
Sus primeros acercamientos con el mundo gremial fueron a raíz del caso de las uvas envenenadas con cianuro en 1989, cuando las pérdidas para los productores chilenos fueron tan cuantiosas que muchos estuvieron cerca de la quiebra. El sector comprendió la importancia de contar con un gremio fuerte y Fedefruta tomó un rol más activo en su representación, encabezada por Ricardo Ariztía. Schmidt fue nombrado Presidente de Fedefruta en 1997 y estuvo casi una década al frente de la entidad. En 2005 tomó el liderazgo de la Sociedad Nacional de Agricultura, cargo que ocupó hasta 2009. Y cuando pensaba dedicarse en exclusiva a su actividad empresarial, el Presidente Sebastián Piñera lo llamó para que partiera como Embajador en China.
Y es que conoce bien el mercado asiático. Mientras estaba al frente de la embajada, ese país pasó a ser el principal socio comercial de Chile. Hoy, el 85% de las cerezas nacionales se envía a China, con exportaciones del orden de US$600 millones al año. Situación similar ocurre con los arándanos, con US$80 millones y con la carne de cerdo, por US$100 millones anuales, entre otros productos. A sus 68 años, y a pocos meses de retomar la actividad gremial, reconoce que el cargo debe tomarlo gente más joven. “Pero, bueno, aquí estamos y trataré de hacerlo lo mejor posible”, afirma.
¿Cómo ve actualmente a la industria frutícola chilena?
La fruticultura ha cambiado enormemente. En la crisis del cianuro, Chile exportaba US$600 a US$700 millones y se perdieron entre US$350 y US$400 millones. Hoy, Chile exporta US$5 mil millones más o menos. En esos años, nuestro principal cliente era Estados unidos, y veíamos a Latinoamérica y Europa como una cosa más lejana. Ahora, el eje comercial del mundo se fue del Atlántico al Pacifico, y es en los países asiáticos donde están pasando las cosas más trascendentes y, en el caso de los alimentos, las transformaciones que han habido no son menores.
En el año 1990, China tenía el 15% de la población mundial y el 12% de la superficie de tierra cultivable, que era bastante. Hoy en día tiene el 23% o 24% de la población mundial pero solo el 6% del terreno cultivable, porque con la migración del campo a la ciudad las industrias ocupan los mejores terrenos agrícolas y las ciudades se plantaron justamente donde había agua y posibilidad de hacer agricultura. Por eso las importaciones de alimentos en China crecen a una tasa de 15% a 18 %, y nosotros empezamos a aprovechar un poco eso.
¿Es una oportunidad?
Es una oportunidad y es hacia dónde vamos hoy, pero esta transformación no es fácil, porque un barco demora 10 u 11 días en llegar a Estados Unidos, que es un mercado que conocemos. En China algo hablan de inglés y, claro, para llegar allá la demora se triplica, lo que demanda una logística distinta. Requiere entender la cultura de los países asiáticos, cosas a las que a nosotros no estamos acostumbrados. Pero si queremos crecimiento a futuro, vamos a tener necesariamente que mirar a Asia, y Chile tiene la gran oportunidad de ya no ser un monoproductor de minería, donde va a seguir siendo importante, sino también de otros tipos de productos, como alimentos.
El Gobierno ha hecho esfuerzos por posicionar a Chile a nivel mundial como una potencia agroalimentaria. ¿Estamos preparados para serlo?
Los elementos están todos y yo dificulto que exista un país con un clima mediterráneo como el de Chile, que genera productos de una calidad altísima. No tenemos plagas ni enfermedades porque antiguamente estábamos en el fin del mundo y que llegaran los mercados internacionales costaba una enormidad, pero ahora tenemos las comunicaciones y los fletes marítimos, que han reducido estas barreras. Nos falta una tropa de políticas públicas para que empecemos a invertir en ese sentido. El país es conocido por su fruta, vinos y salmones, pero hay que hacer campañas para posicionar esos productos en los mercados internacionales, porque los chinos no saben de dónde vienen las cerezas que compran para el año nuevo chino, piensan que son de Estados Unidos. Ahí hay un gran desafío.
¿Y a nivel de producción?
Una parte es modificar la Ley de Inmigración, que no permite tener más de un 15% de trabajadores extranjeros, y Santiago está lleno de haitianos, peruanos y bolivianos dispuestos a trabajar en el campo. No tenemos buenos caminos ni suficientes instalaciones portuarias, entonces hay muchas cosas por hacer para que Chile sea una potencia agroalimentaria, y que tengamos de aquí a la próxima década exportaciones como las que genera el cobre.
Se necesita una alianza público-privada, porque estamos en la ventaja chica de qué es lo que está pasando y qué estamos haciendo. Y lo que está pasando con el tema de los incendios lo encuentro un escándalo.
¿Han afectado los incendios al sector frutícola?
Afortunadamente, en el caso de la fruticultura, los problemas han sido bastante menores, porque si bien es cierto nosotros tenemos una cierta proporción de nuestra fruticultura en laderas de los cerros, normalmente no son muy altas. Y los que están ahí, hacen buenos cortafuegos, porque saben que los espinos y los otros árboles los están rodeando, y tienen elementos de control, como camiones aljibes. Yo conozco el caso de un packing en Melipilla que se quemó, pero si hablamos de hectáreas afectadas no me atrevería a decir que son más de diez o quince, que para el total de la fruticultura es nada.
¿Cómo ven la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos?
Primero hay que ver qué va a hacer, pues una cosa es ser candidato y otra ser presidente. Ahora, no ha partido muy bien la cosa. Si yo fuera mexicano, estaría más que espantado por lo que está ocurriendo. Yo he estado en China casi 3 semanas y Trump decía que iba a tomar medidas y represalias contra dicho país, pero los chinos son los dueños de muchos de los bonos del tesoro americano y tienen elementos poderosísimos también contra Estados Unidos. Ahora, no es bueno, sobre todo para una economía chica y abierta al mundo como la nuestra, que existan es tas restricciones. Una guerra comercial entre China y Estados Unidos sería perniciosa para nosotros y para el mundo entero.
¿Qué nuevos mercados se están abriendo o tienen potencial para Chile?
Muchos. Chile está llegando prácticamente a todos los países del mundo. En el caso de China, tú abres el mercado y en 2 o 3 años estás exportando US$100 o US$150 millones, lo que es una locura de crecimiento. En Estados Unidos, Europa o Latinoamérica, hay que ir paso a paso, pero China o India son otra cosa. Todo el mundo habla de Japón, Corea o China, pero se olvidan de la India, que es un megamercado de 1.100 millones de habitantes, todos muy pobres, no tienen todavía el desarrollo que tiene China, pero van camino a eso.
Son economías que crecen a tasas de 6% o 7% hace varios años, entonces hay posibilidades de entrar, darnos a conocer y trabajar. Tienen un potencial enorme en la medida que hagamos las cosas bien, y esto no lo descubrí yo, lo saben los americanos, los europeos, todos, entonces es hora de ver quién se posiciona mejor en la carrera. Nosotros firmamos un TLC con China en 2006, pero hoy día lo tiene Perú, lo tiene Colombia… La gracia es que nosotros llegamos antes y ya estamos más posicionados, pero tenemos que seguir trabajando. Esto no es gratis.