Este destacado profesional y empresario ha tenido un importante desempeño en diferentes áreas de desarrollo. Su emprendimiento Resiter, ha contribuido al manejo eficiente de recursos residuales y con sus ideas ha ayudado, mediante un análisis novedoso, a comprender la relación indisoluble entre fenómenos biológicos y la sociedad actual.
Hablar de Chile es un tema que da para largo. Al igual que nuestra geografía, somos un pueblo complejo, enrevesado y con marcadas paradojas. La trayectoria de Álvaro Fischer le ha permitido analizar desde todos los frentes, los problemas que nos afectan, las claves del emprendimiento y además, la imagen y el potencial turístico que tiene nuestro país como un valioso atractivo de exportación.
¿Qué le parece el rechazo al lucro que manifiesta la sociedad?
Creo que los agentes económicos en una sociedad libre actúan por iniciativa propia, para realizar acciones que le convienen en lo personal y en lo colectivo. Apropiarse de los beneficios que los emprendimientos conllevan -ya sea en forma de utilidades o ganancias- es uno de los incentivos que está detrás de las actividades de los agentes económicos. Las personas perciben que esa disposición a generar ganancias concibe desigualdad, y es lógico que así sea, pues los que toman más riesgos normalmente tienen posibilidades de obtener mayores retornos que quienes arriesgan menos. Por esa razón, los empresarios exitosos reciben más beneficios por realizar esta labor.
Pero, en un escenario donde el lucro se presenta como una lacra y la desigualdad como un problema, ¿quién va a querer tomar este rol si al hacerlo será desprestigiado? Es una situación que genera preocupación.
¿Será lo que menciona una razón por la que la reactivación de la inversión se ha tardado tanto?
Por alguna razón, los agentes económicos no están destinando esfuerzos a invertir ni están en una actitud dinámica. Ahora, no es posible pensar que se modificará esta actitud por medio del ruego; el cambio debe producirse por señales que conduzcan a ello y esa es una labor que involucra al Gobierno de turno, el que también debe tener en cuenta las señales externas, que evidencian lo que está ocurriendo económicamente en el resto del mundo.
No son solo los empresarios, sino toda la población, emprendiendo y trabajando desde los distintos ámbitos donde le corresponda actuar, quienes deben contribuir a reactivar el país. Yo echo de menos esa mirada más sistémica de la sociedad, donde todas las partes contribuyen a su mejor resultado.
¿Por qué cree que se produce este clima de malestar social y constantes protestas?
A mí me parece un mal camino poner el acento en los derechos sociales de las personas. Creo que es un imperativo físico y termodinámico inescapable el que los objetivos que nos propongamos se consigan con mucho trabajo. No hay forma de llegar a estadios más altos de desarrollo en ningún país, si las personas no hacen un esfuerzo importante para generar y crear valor. Por eso, si se les dice que tienen derecho a recibir cosas, pero no se refuerza de la misma manera el esfuerzo personal que deben desplegar para que esos derechos puedan existir, el mensaje es equivocado y no se lograrán los resultados esperados.
¿Considera que las reformas que se han llevado a cabo están en la orientación correcta?
Aunque la motivación de las reformas sea para transformar a Chile en un país desarrollado, las herramientas para alcanzar el objetivo no son las adecuadas. Pongo de ejemplo el caso de la educación. Pensar que ésta se puede impartir con calidad y equidad, dirigida centralizadamente por un ministerio de Educación, financiada por uno de Hacienda y controlada y fiscalizada por una Contraloría General de la República, es un mal camino para alcanzar la altura de lo que se espera en el siglo XXI.
Usted ha estado muy vinculado a la innovación a través del Consejo Nacional de Innovación. ¿Hay grandes innovadores en Chile?
Claro. Aquí hay mucha gente que innova. La gracia de una sociedad dinámica y moderna, es que la gente emprenda proyectos y genere innovación en sus respectivos rubros. Cuando estos 2 fenómenos ocurren, se crea valor de manera permanente. Eso requiere ser más productivo, traer y generar nuevas tecnologías, diseños, modelos de negocios y conocimientos, entre otras cosas.
¿Y aquí sí vamos por la vía correcta?
Nosotros estamos en una fase intermedia, porque hay signos muy positivos. Hay cosas que se han estado haciendo sistemáticamente y han funcionado, en las que el Estado se ha involucrado activamente, pero también hay otras que no, y eso es frustrante.
Hay un Estado que sigue teniendo un diseño antiguo, con formatos burocráticos que introducen regulaciones innecesarias. Pero me gusta ser más optimista y también hay cosas buenas, como que los emprendedores chilenos han salido fuera del país, lo que beneficia el intercambio con muchos países. Ese es un esfuerzo vigoroso que debiese continuar.
¿Dónde podrían encontrarse los aspectos a mejorar?
Quizás donde falta tener una interacción más enriquecedora y mucha más sustancia es en la interface entre la creación de conocimiento y la aplicación. El ámbito tecnológico, en el encuentro entre los centros de investigación, las universidades, las áreas de emprendimiento y las empresas productivas. A uno le gustaría que la interacción entre esos 2 sectores se produzca de manera mucho más fluida. Allí es donde todavía se pueden identificar más problemas. El esfuerzo que hace el país en investigación y desarrollo como porcentaje de su PIB sigue siendo bajo y la parte que las empresas privadas hacen de ese total, también lo es.
CONOCEDOR DEL VALOR DEL EMPRENDIMIENTO
¿Cómo nace Resiter, empresa fundada por usted hace más de 35 años?
Nosotros partimos de cero, sin capital, solo con el adquirido en la universidad y en la educación escolar. La actividad con la que comenzamos fue la recolección de residuos domiciliarios a nivel municipal, pero también estuvimos en el mundo de la construcción y salud. La compañía fue evolucionando a través del tiempo, hasta desligarnos completamente de los contratos municipales y nos quedamos exclusivamente con el ámbito privado.
Lo que hacemos ahora es manejar tecnológicamente los recursos residuales de las empresas productivas, para mitigar el impacto ambiental que ese proceso productivo genera. Por ello, hoy nos definimos como una empresa ambiental.
¿Por qué salieron del mercado de los residuos domiciliarios?
Esto fue hace 15 años y se dio porque al participar de 8 licitaciones, donde presentamos el precio más bajo, no nos adjudicamos ninguna. Allí nos dimos cuenta que nos “estaban echando” de ese rubro, para gran suerte nuestra. Gracias a ello pudimos desviar el esfuerzo de la compañía hacia lo que estamos haciendo ahora, que es mucho más interesante, requiere más tecnología y se contribuye a resolver un problema fundamental del siglo XXI como es la mitigación de impacto ambiental de las actividades productivas. Esta es una labor tremendamente gratificante.
VINCULACIÓN AL TURISMO
Como uno de los directores de Fundación Imagen de Chile, ¿cómo se percibe Chile en el extranjero?
Esa difícil definir la imagen de un país. Chile está ubicado en el confín del mundo, distante del resto de las naciones. Es difícil competir a nivel de identidades con México o Perú, por ejemplo, pues ellos tienen una historia muy rica y un bagaje cultural mucho más elaborado.
Chile ha tenido una trayectoria de 30 años de crecimiento, donde se percibe una mejoría de su situación económica, desarrollo, disminución de la pobreza y profundización de sus instituciones democráticas. Este escenario le otorga la posibilidad de posicionarse de manera bastante singular en el siglo XXI, como un país emergente, especial y exitoso.
¿Tenemos algún potencial que pueda ser explotado?
Nuestra peculiar geografía contiene, en sus 2 extremos, lugares irrepetibles desde el punto de vista científico. En el norte, radiación solar para generar energía y combustible; y sus cielos son los mejores para estudiar las preguntas fundamentales del origen del universo. En el otro extremo, la zona austral, hay ecosistemas únicos en la zona sub antártica, donde se encuentran los glaciares, que tienen un valor altísimo para fines de estudios.
Además, en torno a eso, se puede desarrollar una industria turística de alto nivel, pero hay que hacerlo con mucho respeto porque hablamos de ecosistemas muy frágiles, y es en ese cuidado en donde está el valor y la riqueza