Con más de 70 años de historia, la empresa familiar de origen alemán sigue innovando para mantenerse vigente en el mercado.
Tras llegar a Chile provenientes de Alemania, los hermanos Reuter detectaron una necesidad en la sociedad local del siglo pasado: tras enviudar, las mujeres debían llevar un estricto y prolongado luto que las ponía en una problemática “o cambiaban el closet o hacían algo con sus prendas. Así surge la idea de importar anilinas al país”, cuenta el nieto de uno de los fundadores de Anilinas Montblanc, Felipe Westendarp, quien además es Gerente de Administración y Finanzas de la firma.
Así se dio vida a una de las empresas familiares con mayor tradición, la que en un comienzo se dedicó a la internación, envase y comercialización de anilinas provenientes de Suiza y que con los años ha logrado innovar para mantenerse vigente en una sociedad cuyos requerimientos han cambiado. En este sentido, el ejecutivo cuenta que los principales hitos de la compañía se han generado en los últimos 20 años, cuando se incorporó el mundo del fieltro que trajeron desde la Patagonia y Uruguay, con la finalidad de impulsar el arte de utilizar ese material. Para ello, también comenzaron a trabajar con expertos procedentes de Europa y Estados Unidos, quienes ayudaron al desarrollo de la cultura en torno al tema.
Otro hito importante se produjo hace 15 años, cuando comenzaron a desarrollar el concurso “Colorearte”, una competencia escolar nacional de teñido que busca jugar a través del color, experimentar e impulsar el trabajo colaborativo. Actualmente es apoyado por la fundación Mustakis, que ha aportado tanto económicamente como desde la gestión y creatividad.
“Este concurso ha marcado un punto importante en nuestra historia porque tiene mucho que ver con la responsabilidad social, que es un tema que nos mueve como familia”, subraya Felipe Westendarp.
La actividad está destinada a todos los colegios y cursos del país, entre primero básico y IV medio, y comienza con la definición de un tema en función del cual los alumnos reciben materiales y anilinas. Con ellos, desarrollan una idea a nivel de curso que comienza con el proceso de teñido y concluye con una intervención de los espacios abiertos de su comunidad, la que es fotografiada. Ese registro se presenta ante un jurado compuesto por connotados artistas locales, quienes definen al ganador.
Para el gerente, la clave para mantenerse vigente ha sido la pasión con la que realizan su trabajo. “Somos una familia ordenada, tanto desde el punto de vista financiero como de los procesos, y estamos constantemente buscando cómo innovar con base en la creatividad. Además de eso, creo que la clave del éxito tiene que ver con cómo uno vive, respira y se apasiona con lo hace, y con el entendimiento firme que ser empresario no pasa por el dinero, sino por querer ser un aporte en el espacio en el que uno se mueve, que en el caso de Anilinas Montblanc es el del color, el arte, la renovación y la creatividad”, reflexiona.
Nuevos productos
Fieles a su espíritu innovador, la empresa -que actualmente cuenta con 21 trabajadores- adquirió hace 4 años la representación de la marca alemana de anilinas industriales Dystar, líder en colorantes textiles con certificaciones de producción ecológica, que vino a generar un cambio en lo financiero y cultural. Esta incorporación les ha permitido crecer a tasas del 15% en los últimos 4 años, el doble de lo que se venía avanzando con anterioridad al período. Para apoyar el crecimiento, durante 2017 y comienzos de 2018, se dará inicio a la implementación de cambios, tanto en el área industrial como en la tradicional. Mientras en la primera se sumarán colorantes para papeles y alimentos, entre otros, en el segundo se producirá un cambio de packaging y se facilitará más el proceso de teñido.
De esta manera, una empresa nacional que tiene una vasta trayectoria, sigue construyendo un camino lleno de pasión y color.