¿Qué beneficios trae el Big Data a nuestro sistema de salud?: Medicina personalizada, mejores diagnósticos y ahorro de costos son partes de las bondades de las nuevas tecnologías de la información. El desafío: lograr que la administración de los datos sea segura.
Las ventajas del Big Data para nuestro sistema de salud tienen directa relación con la prevención y toma de decisiones.
Por ejemplo, al manejar todos los riesgos de salud de los pacientes y contando con esa información, se simplifican las medidas a tomar respecto a los tratamientos por alguna patología.
Paula de Orué, presidenta del Comité Organizador del Congreso Chileno de Salud Pública y Congreso Chileno de Epidemiología 2018, esto permitiría prever el comportamiento de los pacientes y las condiciones de cumplimiento, así como sus reacciones y posibles complicaciones.
“El uso y desarrollo de Big Data también podría facilitar la evaluación de los proveedores de atención para el sistema de salud, en cuanto a cobertura y resultados de sus actividades, porque se podrían comparar fácilmente y levantar modelos de condiciones que permitan mejorar los procesos en otros establecimientos sin las complejidades que hoy tenemos”, señala la especialista.
Asimismo, explica que otro avance relevante del Big Data es que nos permitiría proyectar y manejar los costos de atención de manera mucho más eficiente, tanto en inventarios de insumos como en medicamentos y personal requerido.
Pero este beneficio, sin duda, debe tener asociado un nivel de seguridad muy alto.
“Manejar ese nivel de proyecciones y datos para generar modelos podría llevar a que instituciones y empresas discriminen a las personas basados en sus posibilidades de contraer una enfermedad o sus factores de riesgo, según tal o cual modelo. El gran desafío es lograr sistemas altamente seguros, con mínimas probabilidades de ser intervenidos”, comenta la académica.
Hacia un estándar de interoperabilidad para nuestro sistema de salud
Según el Co-Director del Centro Nacional en Sistemas de Información en Salud (CENS), Daniel Capurro, el uso compartido de datos entre las principales empresas tecnológicas y los grandes prestadores de servicios sanitarios supone un puntapié inicial para descentralizar el control de la información.
Esto, explica, contribuye a empoderar a los pacientes para que sean ellos los que decidan quién, cómo y cuándo puede acceder a estos datos.
“Esta disrupción de los datos a través del estándar FHIR pone al sector en un camino que ya han transitado otras industrias, como la banca o el turismo, con relación al acceso a la información, la transparencia y la competitividad, con un impacto directo en la calidad del servicio y la resolución de brechas”, dice.
Sin embargo, en Chile, los actores públicos y privados del sector salud aún no logran generar un consenso respecto a un estándar de interoperabilidad común.
“Muchos establecimientos operan hoy con una interoperabilidad acotada, en áreas territoriales o redes corporativas, mientras que otros usan algún tipo de protocolo, pero no validado internacionalmente.» Daniel Capurro
Derribando mitos sobre el big data en nuestro sistema de salud
También explica que, a la fecha, el debate en torno a la interoperabilidad médica en Chile se ha visto afectado por dos percepciones poco realistas:
Primero, que todos los datos y procesos deben estandarizarse; y en segundo lugar, que compartir las fichas clínicas electrónicas va a resolver todos los problemas que nos afectan.
“Esto provoca enormes presiones sobre el ecosistema de innovación y frustraciones a los clientes”, señala Daniel Capurro.
La tendencia en los países desarrollados apunta a que la apertura de los datos favorezca el desarrollo de innovación local, las soluciones personalizadas y el empoderamiento de los ciudadanos, resguardando la privacidad.
Desde el Centro Nacional en Sistemas de Información en Salud –un proyecto financiado por Corfo e impulsado por las universidades Católica, de Chile, de Talca, de Valparaíso y Concepción– el diálogo en torno a estándares e interoperabilidad está abierto.
Y es que las nuevas tecnologías contribuyen a la generación de modelos innovadores de intercambio, donde el ciudadano puede tener protagonismo en la gestión de sus propios datos y tomar decisiones más informadas.
De esta manera, el Big Data no sólo puede mejorar la atención de salud, sino también impulsar una medicina mucho más personalizada.
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