El envejecimiento de la población es una realidad nacional. Mientras incrementan las expectativas de vida en Chile, la salud pública debe afrontar este panorama ¿nos estamos preparando? ¿Cómo? Te lo explicamos en el siguiente reportaje de Revista Valora.
La salud pública de nuestro país está enfrentado un fenómeno que ya es una realidad mundial: el envejecimiento de la población y el aumento de la esperanza de vida.
Este aumento de la población adulto mayor ha hecho que los sistemas de salud, tanto público como privado, se replanteen y revisen sus políticas de atención, infraestructura y abastecimiento farmacológico para enfrentar este panorama.
Y es que precisamente, nuestro país comenzó a hacerse cargo de las medidas necesarias para enfrentar el envejecimiento de la población en la década de los 90, pero sin la emergencia que se requería.
Así lo explica la experta en temas de adulto mayor y directora de la facultad de Psicología y posgrados de la Universidad San Sebastián, Nicole Chaigneau.
“Chile tuvo un acelerado índice de envejecimiento, que por ejemplo a Francia le costó alcanzar en 115 años. Esto significa que nuestras políticas públicas están siendo implementadas con una celeridad menor a la requerida, ya que actualmente nuestros adultos mayores ya superan al número de menores de 15 años” sostiene.
Según la última cuenta pública de Fonasa, 9 de cada 10 adultos mayores en Chile son beneficiados por el seguro estatal de salud.
De acuerdo a cifras entregadas por esta institución durante el 2018, 11.859 hombres de 65 años y más y 21.895 mujeres de 60 años y más se inscribieron por primera vez en el sistema público de salud.
En el sistema privado, la población de adultos mayores es la que más crece en las Isapres. En efecto, en tanto la población total crece a un promedio de un 1%, el grupo de mayores de 60 años crece a un promedio de 6% y el de mayores de 70 años a un promedio de 8%.
“En consecuencia, por regla general, podría inferirse que los adultos mayores continúan en el sistema privado de salud y no migran al sistema público”, afirma Constanza Forascepi, gerenta de Estudios de la Asociación de Isapres A.G.
El panorama de la salud pública
Existen medidas que se han estado implementando a través del Programa Nacional de Salud de las personas Adultas Mayores, del MINSAL, 2014.
En ella se establece la necesidad de dar atención oportuna y de calidad a los adultos mayores, además de incentivar el envejecimiento saludable.
También cuentan con la política integral de envejecimiento positivo, en conjunto con SENAMA, 2012-2025, la que se encuentra en pleno desarrollo para proteger la salud funcional, mejorar la integración en distintos ámbitos sociales e incrementar su bienestar subjetivo.
Actualmente existen 104 especialistas en geriatría para la red pública, dejando un importante déficit nacional ya que existe un profesional para 20.000 mil personas, sin contar que la mayor concentración de estos especialistas está en la Región Metropolitana.
Es por ello que el Ministerio de Salud anunció la puesta en marcha del programa “Más Geriatras para Chile”, que incrementará en 50% la formación de estos profesionales en el país, proyecto que forma parte del plan “Adulto Mejor”.
La medida se hace cargo del nuevo perfil epidemiológico que enfrenta el país, al aumentar la expectativa de vida de la población. Se estima que al 2050 un 25% de la población, es decir, una de cada cuatro personas, serán adultos mayores.
Para la representante de la Isapres de Chile “el sistema privado de salud ha tenido un rol importante en la mayor longevidad y el mejor estado de salud de su población pues este permite un acceso a los sistemas de salud con muy pocas limitaciones, sin listas de espera y atención y servicios de calidad, especialmente cuando las personas son mayores”.
“Tenemos desafíos en materias de la salud que requiere el adulto mayor. Sus patologías son cada vez más complejas, las ciencias médicas cada vez resuelven problemas más complejos, pero también a mayores costos”, señala Forascepi.
Medidas de la salud pública para el adulto mayor
La ventaja de la atención geriátrica se relaciona con la posibilidad de contar con un especialista que ve al adulto de manera integral. Es por esto que desde el Minsal señalan que esperan contar con 50 geriatras más al 2022.
Junto con ello, esperan capacitar 70 nuevos médicos en Etapa de Destinación y Formación (EDF) del Curso de Manejo de Situaciones Complejas, destinados a atender problemas frecuentes en geriatría como la demencia, las caídas, la depresión, los trastornos del sueño, delirium o incontinencia.
Además, se están implementando las Unidades Geriátricas Agudas, para darle atención interdisciplinaria a los adultos mayores. La iniciativa de atención preferente y oportuna consistirá, al momento del ingreso del paciente, en facilidades para la toma de hora y atención en consultas de salud, atención de especialistas, prescripción y dispensación de medicamentos y toma de exámenes.
En tanto Fonasa, quien concentra la mayor cantidad de adultos mayores en la salud pública, garantiza a la tercera edad gratuidad en todas las prestaciones otorgadas por la Red Pública de Salud: consultas médicas, exámenes, tratamientos, intervenciones quirúrgicas, controles, etc.
En caso de que el asegurado escoja atenderse con un prestador privado en convenio o pensionado de hospital, deberá efectuar el copago correspondiente a la modalidad Libre Elección.
Para Chaigneau, “no solo necesitamos geriatras sino muchos gerontólogos que aborden sus necesidades en todos los ámbitos”.
La salud física es sólo un problema, “pero ellos presentan dificultades en su salud mental y en las condiciones psicosociales en las que viven, por ejemplo, por el abandono por parte de sus familiares o por situaciones de dependencia, que en realidad solo se dan en alrededor del 15% de la población envejecida”
La dependencia y salud mental son otro de los problemas que aquejan a los adultos mayores. Por ello, el financiamiento de los sistemas de salud del adulto mayor es un desafío para los aseguradores y los gobiernos.
Los desafíos sanitarios y las necesidades de una población con mayor esperanza de vida hacen imperioso establecer políticas públicas que empujen la promoción de comportamientos más saludables y establezcan programas para prevenir las complicaciones de las enfermedades crónicas, incluyendo a todos los actores: pacientes, prestadores, Isapres, Fonasa y otros.
Una política de salud que ha resultado ser beneficiosa, en particular, para los adultos mayores es el Plan GES, lo que no es de extrañar pues concentra las enfermedades de mayor prevalencia del país.
“En las isapres se observa un uso intensivo de esta cobertura en mayores de 50 años, tanto en prevención como en tratamiento de enfermedades crónicas no trasmisibles (hipertensión, diabetes, hipotiroidismo, salud mental, entre otras) y cáncer, que es una enfermedad directamente relacionada al envejecimiento” comenta Forascepi.
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