Chile ha experimentado un crecimiento sostenido en cuanto a obras públicas, la que ha ido complejizándose en la medida de las necesidades de la población. Expertos y ex ministros debaten sobre el tema y analizan infraestructuras icónicas, grandes errores del pasado y proyecciones en esta área.
Grandes obras viales se han estado construyendo en Chile, mostrándole a la población nacional y extranjera que el país avanza hacia un desarrollo similar al de las principales naciones del mundo. Éstas cumplen un rol fundamental, pues permiten la conectividad de miles de personas, acortando los tiempos de traslado y por sobre todo, haciendo de los viajes una experiencia cada vez más segura.
Para el Gobierno, la fórmula de acción para seguir creciendo en este ámbito ha sido el recurrir a las concesiones, las que si bien tienen tanto defensores como detractores, han representado sin lugar a duda, un aumento en la cantidad de obras, así como también un importante foco de inversión extranjera, aportando a la economía del país.
Hoy en día, este desarrollo está a la vista, y se puede ver concretado en mejores autopistas, aeropuertos, carreteras y túneles, siendo el más icónico el que recibe el nombre “El Melón”, pues fue el primero construido mediante esta modalidad, en 1995.
Varios años han pasado desde entonces, y hoy en día la alianza de inversión privada y estatal es tan común, que la población conoce esta realidad e incluso tiene claridad de la procedencia de los principales inversores
en obras públicas. Y si bien existe una postura más bien nacionalista, lo cierto es que la enorme cantidad de proyectos a lo largo de todo Chile son una fuerza de trabajo que ha beneficiado al sector.
LOS PROYECTOS
Es cotidiano ya convivir con importantes e imponentes obras, las que han ayudado a solucionar necesidades en transporte, telecomunicaciones, vivienda, comercio y salud, entre otros requerimientos. Estas construcciones van desde las torres Entel, de Tajamar, y Telefónica, pasando por el Hospital Militar, hasta la red del Metro de Santiago, entre otros hitos. Además, hoy en día se cuenta con infraestructura de primer nivel también en las áreas de minería y energía. Es en esta última donde se destaca la conexión del nuevo sistema de transmisión eléctrica del Norte Grande y de la zona Central.
En materia de transportes, la Autopista Costanera Norte, inaugurada en abril de 1999, es tal vez la más importante no solo de la capital, pues es considerada como una de las más modernas del mundo, y la primera en Chile en incorporar el sistema de pago “Free Flow”, con el dispositivo “tag” instalado en el vehículo.
Esta carretera que atraviesa Santiago de oriente a poniente, conectando la comuna de Lo Barnechea hasta la Ruta 68, tuvo una inversión, según la oferta técnica, de US$384 millones, lo que da cuenta de la importancia que las construcciones de este tipo representan para el presupuesto del país.
Más reciente aún es la construcción del túnel Kennedy-Vespucio, cuyas obras comenzaron en 2014, representando una inversión cercana a los US$148 millones, y que busca ser un proyecto que represente una solución a la congestión vial del sector, y que permita mejorar la conectividad. Pero Santiago no es la única ciudad beneficiada con el desarrollo de grandes obras. El Ministerio de Obras Públicas (MOP) dio a conocer a comienzos de este año, su Plan de Mejoramiento de Carreteras; programa que considera un total de 881 obras; representará una inversión de US$1.461 millones y pretende concluir en 2018, pues a la fecha se lleva un 20% de avance.
En el norte, uno de los principales proyectos, y que se encuentra en proceso de evaluación de todos los aspectos vinculados, como diseño, evaluación social y medioambiente, entre otros, es la conurbación de La Serena-Coquimbo, cuyo fin es mejorar la Ruta 5.
En esta misma zona, se está avanzando en las gestiones que buscan construir un túnel que una Chile con Argentina, potenciando el desarrollo turístico entre ambas naciones, y el cual ha tenido ya luz verde desde el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que aprobó recientemente 2 préstamos de cooperación, por un total de US$40 millones, para llevar a cabo esta obra binacional.
Hacia el sur, Concepción será beneficiada con la Rotonda Bonilla, obra que se estima que comenzará en el primer trimestre de 2017, para concluir exactamente al año siguiente.
De acuerdo a información entregada por el Ministro de la cartera, Alberto Undurraga, al diario Pulso, esta obra buscará conectar la Autopista Concepción – Cabrero (Ruta 146) con la Ruta Concepción – Talcahuano (Ruta 154). Sin embargo, cuando se visualizan todos estos avances, también vienen a la memoria errores -incluso vergonzosos- que nos han otorgado diversas portadas internacionales, tal como fue el caso del puente Cau Cau o la inundación vivida este año en Providencia, producto de la salida de las aguas del río Mapocho, las que escurrieron como consecuencias de los trabajos de la empresa Costanera Norte en Avenida Kennedy, de acuerdo a información entregada por el Gobierno.
CHILEAN WAY
La experiencia vivida este invierno, y que dejó a cientos de locatarios y transeúntes sin poder realizar sus actividades diarias con normalidad, recuerdan que el crecimiento en materia de obras públicas debe ir asociado a una planificación que mida el impacto de cada proyecto.
Para el ex ministro de Transportes y Telecomunicaciones, Pedro Pablo Errázuriz, en tema de concesiones se ha perdido el impulso necesario que requiere la ciudadanía, y expresa que “hoy en día se requiere de un empuje en esta materia, mayor al actual”.
Este episodio demostró -una vez más que las fallas humanas; el llamado “ahorro de material”, o el “chilean way”, han traído a la población y al Ejecutivo, más de un dolor de cabeza, y lo que es peor, parecen ser cada vez más frecuentes.
Para el ex ministro de Obras Públicas, Hernán de Solminihac, “este evento debe revisarse con todos los antecedentes a la mano, y solo en ese momento se podrá dar una opinión en relación a las posibles responsabilidades”.
El experto agrega que “han sido más de 30 mil kilómetros de caminos los que han presentado al menos una interrupción total o parcial por amenazas naturales. La inversión y sobrecostos asociados en recuperar la conectividad de estas vías ha sido asumida por los chilenos, sufriendo las consecuencias o participando con sus impuestos en la recuperación. En el caso de las obras concesionadas, los costos de reposición son de los seguros de éstas, de acuerdo a las bases de licitación”.
El Director y primer Vicepresidente del Colegio de Ingenieros de Chile, Alfonso Larraín, no comparte esta idea, pues señala que “muchos de estos problemas se deben a falta de previsión y conocimiento. Son las concesionarias quienes deben prever y planificar con el debido cuidado y coeficientes de seguridad adecuados.
En el caso puntual de Costanera Norte, no se revisó bien lo que podría ocasionar una subida del caudal. Y pese a contar con seguros, éstos solo dan solución a los bienes materiales, pero no a los malos momentos vividos”.
Para el Director del Colegio de Constructores de Chile, Roberto Tedias, la situación es bien similar, pues esto se debió prever, pero nuestra memoria es frágil y “claramente ésta influyó en la toma de decisiones de quienes estaban a cargo del proyecto”, agrega.
Otro caso, talvez aún más bochornoso por sus repercusiones internacionales, es el puente sobre el Río Cau Cau, el cual se convertiría en el primero levadizo de Chile.
Tras una inversión de US$31 millones y de llenar de orgullo a los habitantes de Valdivia, su futuro sigue siendo un tema pendiente de la actual administración. Sin embargo, al consultar al Ministerio de Obras Públicas al respecto, no quisieron dar declaraciones oficiales sobre el tema. Tan impactante fue este evento también a nivel internacional, que la cadena televisiva Discovery Channel incluyó el suceso en uno de sus capítulos del programa Horror de cálculo”, lo que confirma una vez más que cada falla en esta materia podría preverse con los estudios e informes pertinentes.
Larraín explica que para evitar fallas en las obras, se debe tener un proyecto cuidadoso, con detalles minuciosos y bien revisado; una licitación clara desde el punto de vista técnico y administrativo, con tiempos adecuados, muy bien planificada y con un control e inspección permanente, que también asegure una adecuada mantención y reparación periódica.
Por su parte, Bernardo Echeverría, Presidente del Instituto de la Construcción, comenta que lo principal es la supervisión y control por parte del mandante. “Es importante contar con la información, el conocimiento y la experiencia necesaria. Además, se debe realizar un adecuado diseño, tener los seguros y garantías y obtener la certificación de materiales y procesos de la industria. Por último, nada puede reemplazar el profesionalismo y el autocontrol”, afirma el experto.
Para De Soliminihac, “los contratos deben indicar la responsabilidad de cada agente participante en el proceso de la infraestructura”. Con esta medida, los compromisos estarían cubiertos, más no los costos asumidos por las personas, que no siempre son monetarios.
El ex ministro Errazuriz va más allá y comenta que actualmente, “el foco debe estar puesto en el ciudadano, como por ejemplo, que los trabajos se realicen en horarios que perturben lo menos posible las actividades de las personas. Ese es el desafío más grande de la ingeniería chilena: que esté en pro de la gente. Falta modernizar los procesos”.
DESDE LA FORMACIÓN
En Chile existen 21 universidades que imparten la carrera de Ingeniería Civil, el mismo número de las que lo hacen para formar Constructores Civiles. En ambos casos, los programas profesionales son impartidos en establecimientos educacionales reconocidos por el Estado.
Es aquí donde comienza el cuestionamiento. Pues, ¿cuán evitable son los errores ejemplificados anteriormente, si se considera que en ambos está involucrado la falla humana?, ¿los profesionales del rubro tienen las competencias necesarias para llevar adelante el desarrollo del país en materia de obras públicas?
Para Roberto Tedias, las escuelas que están agrupadas en la Red Nacional de Escuelas de Construcción (Renadec), son las que dan certezas de los currículos y metodologías que son adecuados para la generación de nuevos profesionales de la construcción. “Existen otras escuelas que no mantienen lazos con el Colegio y que no sabemos más allá de los antecedentes que han entregado a la Comisión Nacional de Acreditación (CNA) para sus procesos”, expresa el constructor.
Por su parte, el Director del Colegio de Ingenieros, comenta que estos profesionales, antes de estar autorizados para trabajar, deberían hacerlo un tiempo bajo la supervisión de un experto con práctica y mantenerse estudiando para estar al día en los avances de su carrera.
Las opiniones coinciden. Chile está preparado y con profesionales aptos para desarrollar proyectos de grandes magnitudes, tales como los que están en proceso de concreción en la actualidad. Lo que no se debe descuidar es el desarrollo también de los estándares de los estudios vinculados a cada nueva obra así como la planificación previa y el cuidado en detalle de los aspectos más relevantes que podrían ocasionar algún inconveniente en la obra.