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El e-learning o estudiar en línea está de moda. No sólo por flexibilidad horaria, sino también porque permite trabajar con grupos multidisciplinarios y compartir experiencias con diversas culturas de manera interactiva y en tiempo real.
Según el Índice País Digital 2017, más de 12 millones de personas han usado Internet en el último tiempo, en una cifra equivalente al 71% de la población nacional.
En ese contexto, la educación a distancia o e-learning, es una tendencia instalada, que se presenta como una gran alternativa para quienes buscan ampliar sus conocimientos, reduce costos y también permite organizar los horarios que cada vez son más acotados. De la misma forma, el e-learning beneficia a quienes, por razones geográficas, no pueden acceder a cursos de su interés en forma presencial.
No obstante, para que este sea un real beneficio, debemos hacernos cargo de las cifras que -según el mismo informe-, reflejan que hay comunas con muy bajos niveles de uso de Internet, como es el caso de Lumaco, Río Hurtado y Paredones, que alcanzan entre 18% y 23%, mientras que, en comunas como Vitacura, Providencia y Las Condes, los usuarios de internet superan el 90%, observa la directora de educación de la Fundación País Digital, Catalina Araya.
Estadísticas del Ministerio de Educación en Chile confirman un sostenido incremento de la matrícula total en programas a distancia.
En 2016, el número de alumnos en esta modalidad creció 21% respecto a 2015, totalizando 24.659, cifra que contrasta con los 8.291 que estaban matriculados en 2012.
“Los datos reflejan que este modelo de aprendizaje está siendo cada vez más considerado por las compañías al momento de valorar las habilidades y capacidades de sus colaboradores y la tendencia mundial muestra que estos indicadores irán en aumento, teniendo en cuenta el auge de las tecnologías de la información en nuestra sociedad”, explica el director ejecutivo de Laborum.com, Néstor Milano.
Se trata de la opción ideal para quienes buscan perfeccionarse continuamente, pero que por diversos motivos no cuentan con el tiempo o la disponibilidad para acceder a clases presenciales. “Esta modalidad se caracteriza por su flexibilidad de horario, que permite que las personas logren adaptar sus obligaciones -tanto profesionales como domésticas- al ritmo de aprendizaje que más les acomode”, acota Milano.
Pero también hay otras ventajas. La disciplina y la constancia son dos habilidades que se desarrollan estudiando en modalidad e-learning, algo que no necesariamente se da en el aprendizaje presencial. Asimismo, José Cifuentes, entrenador certificado del programa Google para Educación, destaca el trabajo en equipo “al instante” gracias a herramientas en la nube, como Gsuite.
“Hoy por hoy, la posibilidad de aprendizaje interactivo a través de una videoconferencia, mientras al mismo tiempo se redactan los apuntes de clase a través de un documento compartido, es una alternativa real. A lo anterior, hay que sumarle el efecto que tiene aprender en grupos multiculturales y multidisciplinarios. Estos elementos son básicos para cualquier trabajador del conocimiento que se inserta en un mundo laboral globalizado y colaborativo”, señala el especialista en aprendizaje a distancia.
Finalmente, el director ejecutivo de Laborum.com afirma que las empresas que ofrecen este tipo de capacitaciones logran reducir costos y, al mismo tiempo, aumentan el compromiso que los colaboradores tienen con las actividades propias de sus respectivos empleos.
El perfil del estudiante
Además de manejarse con las herramientas tecnológicas propias del e-learning, como aplicaciones y trabajo en línea, el estudiante debe ser capaz de organizar sus tiempos, desarrollar habilidades de autonomía y proactividad, y por supuesto, mostrarse receptivo al trabajo colaborativo, sostiene Néstor Milano.
En tanto, Catalina Araya de la Fundación País Digital destaca la capacidad de utilizar las nuevas herramientas tecnológicas y de ser flexibles para desenvolverse en un ambiente educativo e-learning.
