El 2014 no fue un buen año para la economía chilena. Por la misma razón, el 2015 se vuelve la gran oportunidad de remontar los magros resultados y generar los cambios necesarios para el repunte. Pesimismo y optimismo se contraponen en los expertos a la hora de hacer proyecciones, pero coinciden en señalar como la causa de esta caída a la mala conducción política.
Es posible que algunos no compartan esta afirmación, pero si se quiere hablar con objetividad, es muy difícil considerar exitoso el manejo económico de Chile durante el periodo de los 70’s.
Luego, tras el restablecimiento de la democracia en 1990 y por un espacio de 30 años, el país experimentó un crecimiento económico sólido, potente y en franco ascenso hacia el soñado desarrollo.
La buena reputación de Chile comenzó a extenderse en el vecindario. Sus políticas macroeconómicas, fiscales, monetarias y cambiarias se destacaron como las fortalezas más admiradas y reconocidas de esta nación.
Un pequeño dato estadístico de la consultora Randstad: solo entre enero y abril de 2013, el número de visas no turísticas para inmigrantes aumentó casi un 50%. Todos quienes se avecindaban en el país lo hacían motivados por la solidez y prosperidad, ofreciendo mejores oportunidades para sus proyectos de vida.
Desde 1996 a la fecha, cada programa de gobierno que se alternó en La Moneda prometía llevar al país por el camino del desarrollo, que era la ruta lógica para el modelo chileno.
El año pasado, la Presidenta Michelle Bachelet, consiguió en su campaña capturar la simpatía de la gente. Cercanía y carisma eran atributos que la llevaron de vuelta a La Moneda, en un bis ganado en buena ley, pues fue votada por la mayoría de los chilenos.
Hasta allí todo bien, hasta que lamentablemente la polarización del discurso político comenzó a hacer referencia desde el Partido Por la Democracia (PPD) a la retroexcavadora.
La idea de barrer con los cimientos sobre los cuales se había avanzado durante 30 años, provocando cambios radicales y teniendo como vehículo las reformas estructurales, fue un relato que caló muy profundo en los sectores de oposición como también en el gremio de empresarios, quienes interpretaron esta metáfora como una amenaza.
Producto de ello, el clima político comenzó a complejizarse, el discurso oficial a enrarecerse y el resultado fue el nacimiento de una profunda incertidumbre y falta de confianza en el timón de mando, lo que provocó la contracción de la inversión.
La desaceleración llegó sin aviso y hoy la prometedora carrera hacia el desarrollo se ve truncada con un exiguo 1,7%, cifra de crecimiento económico con que Chile finalizó en 2014; sumado a una inflación de 5% que los expertos consideran injustificable.
¿Causas internas o externas?
Alejandro Fernández, economista y Gerente de Estudios de Gémines, nos explica cuál podría ser el origen de estos resultados poco satisfactorios.
“Como primer dato, debemos retroceder hasta 1965, para encontrar un crecimiento tan bajo como el que tuvimos en 2014. Actualmente, no hay crisis internacionales y -por tanto- no podemos mirar afuera para explicar las causas de lo que está pasando en Chile. Todos los indicadores externos relevantes están más o menos iguales que los 2 años previos.
Respecto al acceso a financiamiento, las condiciones siguen muy buenas y continúa habiendo mucha liquidez internacional. Es más, hace algunas semanas la colocación del bono soberano que hizo el Gobierno se realizó en condiciones muy favorables. Luego de la cifra del 4,1% del año 2013, era razonable que hubiera resultados menos positivos este año, sin embargo, nunca por debajo del 2%. Un crecimiento del 3,5% era perfectamente compatible con los déficits que presentaba nuestra economía: bajo crecimiento de la productividad y del capital humano, y restricciones que genera la energía cara, debido al cese del suministro de gas argentino. Todos estos factores podían contribuir a un escenario menos favorable, pero no explican el 1,7%. Las razones de estas diferencias, hay que buscarlas en políticas internas.
Todo este ambiente de reformas estructurales, hasta el momento de Educación y Tributaria, han estado mal diseñadas, muy improvisadas y han provocado una muy mala recepción en toda la ciudadanía, incluido el sector empresarial. Tanto así, que hemos tenido un colapso en la inversión que no se vio ni siquiera durante la crisis Sub Prime. Recordemos que en esa oportunidad ésta cayó por 5 trimestres consecutivos. Ahora ya llevamos 6 y se espera que vengan más”, declara Fernández.
La postura oficial del Gobierno tiene un enfoque distinto sobre la situación económica del país. De acuerdo a información proporcionada por el Ministerio de Economía, el proceso de desaceleración económica se inició en 2013, durante la administración anterior, y responde básicamente a condiciones externas.
Además, aseguran que tal como lo señalan las expectativas del Banco Central y de diversos analistas, el 2015 será un año con un crecimiento mayor al anterior, y en camino a recuperar el real potencial de crecimiento. La economía chilena está sana, presenta niveles de desempleo que están por debajo de los promedios históricos y tiene niveles de solidez que permiten enfrentar este escenario negativo externo. Aunque se ha experimentado un aumento en la inflación, éste es transitorio y se explica básicamente por el alza del tipo de cambio, lo que es necesario para prepararla para las condiciones externas menos favorables que estamos enfrentando.
Adicionalmente, el Gobierno advirtió que está trabajando para lograr recuperar el dinamismo económico y para que existan todas las condiciones necesarias para generar mayor crecimiento.
El peor escenario
Aunque las voces más pesimistas alertan sobre una posible recesión en proceso, Alejandro Fernández, prefiere hablar de expectativas más realistas. “No se puede descartar, pero creo que la ocurrencia de este escenario al día de hoy tiene baja probabilidad. La caída del precio del petróleo se mantendrá hasta fines del segundo semestre del próximo año, lo que va a generar un impulso positivo en la economía chilena, que nos inmuniza en parte sobre los efectos de una posible recesión”, afirma el experto.
Para que este peor escenario se produzca, a la incompetencia con la que se han manejado los cambios internos debería sumarse la ocurrencia de factores externos.
“Las causas podrían estar en una potencial crisis en Rusia, que generaría una actitud más agresiva en Ucrania; o la situación de Grecia, que podría forzar elecciones legislativas anticipadas y un cambio de gobierno que optara por medidas anti austeridad. Por otra parte, está China, que podría entrar en una desaceleración más pronunciada”, comenta el economista.
Pero ante la ocurrencia o no de estas causalidades, lo cierto es que el Gobierno tampoco espera quedarse de brazos cruzados, sin tomar medidas que permitan revertir los magros resultados en materia económica.
Desde el Ministerio de Economía, afirman que existe -para este año- un presupuesto ambicioso que ejecutar, que garantiza un importante crecimiento en el gasto e inversión pública, cercano al 27%, y planes para fortalecer esta última, además de las exportaciones y el apoyo a la PYME y a los emprendedores que comenzarán a cosechar sus frutos este 2015.
En esa misma dirección es que se supone que la Reforma Tributaria dotaría a las empresas de menor tamaño de una serie de herramientas que les permitirán mejorar su posición de liquidez y condiciones financieras, como por ejemplo, la postergación en el pago del IVA o la depreciación instantánea.
Adicionalmente, el Ministerio de Economía, a través del fortalecimiento de una serie de instrumentos de fomento al emprendimiento de Corfo y Sercotec, abrirá oportunidades para cientos de emprendedores e innovadores para que puedan dar el salto y formar su empresa, y así mejorar sus posibilidades.
Este mismo gabinete afirma que en el presupuesto de este año están considerados los recursos para la implementación de los Centros de Desarrollo de Negocios, al menos 2 por región, que van a guiar a los emprendedores en sus planes de negocios, con ayuda especializada y gratuita, de forma de dotarlos de las herramientas necesarias para surgir. Prontamente se anunciará una serie de sectores beneficiados en el programa de Barrios Comerciales, que mejorará lugares tradicionales en todo Chile, que tienen potencial de crecimiento y desarrollo de negocios. Además, se crearán Centros Pyme Exporta en cada una de las 15 oficinas de ProChile a lo largo del país, para asesorar a las pequeñas y medianas empresas que hoy no están exportando y que tienen la posibilidad de hacerlo.
Por otro lado, el Presidente de la CPC, Andrés Santa Cruz, consultado por el distanciamiento entre el Gobierno y el empresariado, ha sido muy enfático en señalar a través de sus entrevistas en prensa que hay un cambio de actitud.
“Yo veo ahora que hay una disposición favorable del Gobierno así como también de nosotros. Creo que faltan más caminos de encuentros y juntar más a la gente entendida en cada materia para buscar cuáles son las mejores políticas públicas para que afrontemos los desafíos de Chile”, asegura Santa Cruz.
Además, afirma que “hay una buena disposición y confío principalmente en la Presidenta de la República, pues estoy convencido de que quiere lo mejor para Chile. Puedo tener discrepancias respecto de los instrumentos de política para llevar a cabo las transformaciones que el país requiere; todos deseamos menor desigualdad, disminución de pobreza, más educación y de calidad y enfrentar el problema de salud. Donde están las diferencias es en los instrumentos, pero esas diferencias se conversan, se analizan, se ponen los antecedentes técnicos”.
Soluciones drásticas
No obstante, la buena disposición a mejorar la comunicación y establecer un ambiente propicio para el diálogo, las voces expertas insisten en que este atolladero exige medidas drásticas para encontrar la salida.
Al respecto, el economista Alejandro Fernández señala que “se requiere un golpe de timón para cambiar el rumbo que está tomando la economía chilena. Hay 3 ministerios claves que deberían tener una reingeniería: Interior, Hacienda y Educación”.
Y agrega: “Entiendo que la Presidenta tiene la intención de mantener el gabinete, hacer unos ajustes menores y modificar marginalmente el sentido de las reformas, pero no creo que se produzca el cambio profundo que se requiere”, advierte Fernández.
Es sabido que esta visión es compartida por sectores disidentes, que sostienen que el programa gubernamental de la Nueva Mayoría no es pro crecimiento, sino que más bien hace énfasis en la redistribución. Además, el componente ideológico se exacerba, provocando un perjuicio del bien mayor.
El último informe de política Monetaria del Banco Central (Ipom), establece una proyección de inflación para este año de 2,8% y no hay mucha confianza en que esta cifra se alcance.
La esperanza podría descansar en que se destraben proyectos de inversión estancados. Esa sería una clara señal del oficialismo de querer revertir los malos resultados.
Un hecho concreto lo constituye la licitación eléctrica que se realizó a fines del año pasado, donde el Ejecutivo realizó una serie de cambios a las bases de la subasta para atraer mejores ofertas económicas de suministro eléctrico desde las generadoras.
Los más pesimistas se sentarán a aguardar lo peor, pero lo cierto es que no se ha dicho la última palabra y solo este año, tras las vacaciones, podremos dilucidar si la economía chilena logró remontar este loop cargado de vértigo e incertidumbre.