Contar con un adecuado manejo de la inteligencia emocional permite mejorar los espacios de trabajo, el clima laboral y sacar de manera armónica el mayor y mejor rendimiento de los colaboradores.
Las empresas cada día tienen la misión de mantener un clima laboral acorde a estos vertiginosos tiempos y los colaboradores se ven absorbidos en la vorágine de un mundo laboral cada vez más exigente.
La inteligencia emocional se comenzó a conversar en las empresas hace algunos años, pero aún se miraba con recelo y como algo de tendencia más que una necesidad. Hoy se sabe que marca el resultado de las personas en su trabajo, principalmente de quienes deben liderar a otros, por lo que medirla, desarrollarla y ponerla en práctica es lo que diferencia a profesionales exitosos de otros que no lo son.
Para el psicólogo laboral y Director Ejecutivo de Smart Coach, Isaías Sharon invertir en inteligencia emocional se ha vuelto algo fundamental para las organizaciones que desean mejorar sus resultados y hacer de sus espacios de trabajo un lugar de desarrollo y de logro de objetivos.
Pero esta parte del desarrollo laboral ¿se trata solo de ser paciente, comprensivo o va más allá de saber detectar los talentos de los colaboradores?
Para nuestro experto es mucho más de lo que las personas suelen pensar, desde identificar las emociones propias, hasta movilizarse por metas nobles y con propósito, son elementos que se pueden medir y acompañar para tener personas con una alta competencia de inteligencia emocional.
La buena noticia que al ser una competencia es algo que podemos desarrollar, pero se debe tener presente que toma tiempo, no es mágico ni algo de un día para otro, y hoy lo que muestra mejores resultados para esto es el coaching integrativo y la programación neurolingüística.
Para ser excelente líder, este debe tener un alto nivel de inteligencia emocional y que eso significa desarrollar varias aristas de sus habilidades, no es solo ser asertivo, empático o mediar bien los conflictos, tiene que ver mucho con su propio desarrollo personal, la claridad de sus metas internas, la coherencia valórica, entre muchas otras cosas, es por eso que no es tarea fácil formar a grandes líderes, y es una decisión que debe ir más allá del trabajo, porque es un camino de crecimiento en la vida de esa persona.
¿Cómo se aplica la inteligencia emocional en la gestión de personal?
Las personas que aplican y usan de buena manera la inteligencia emocional son las que logran navegar las emociones propias en los contextos que enfrentan, son capaces de canalizar la presión, la alegría, la frustración y la motivación, dando una salida creadora y que agrega valor para sí mismo y su entorno. Una persona con mayor competencia de inteligencia emocional es capaz de liderar, promover espacios positivos de colaboración y construir organizaciones fértiles para el crecimiento de los colaboradores. Brindan seguridad y apoyo, y esto se relaciona directamente con el salario emocional que cada vez más personas valoran a la hora de pensar en su lugar de trabajo.
En resumen, quienes aprovechan y sacan partido a la inteligencia emocional logran percibir las necesidades de los demás y encontrar puntos de encuentro para construir relaciones de pares, basadas en el respeto y en el crecimiento mutuo. No se mueven solo por lograr una meta, sino que por alcanzar lo valórico que encarna el objetivo que tienen por delante, se mueven por principios y no solo por números.
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