Su nombre ha brillado por décadas como uno de los actores más destacados en la escena nacional. Cercano a cumplir 80 años, Noguera se revela como un hombre lleno de cultura, empapado de la evolución del teatro y de las artes, y aunque más de una vez lo tildaron de loco y tuvo que vencer numerosos prejuicios, hoy no sólo vive de su profesión y talento, sino que además, acaba de ser galardonado con el Premio Nacional de Artes de la Representación.
Premiado, reconocido, exitoso, creador del teatro Camino, profesor, decano, deportista y monitor para el crecimiento de las empresas, el actor Héctor “Tito” Noguera y director ha dejado una huella imborrable en sus alumnos y también en todos quienes lo han aplaudido en el teatro, el cine y la TV.
El Premio Nacional de Artes de la Representación y Audiovisuales, y el de Mejor Actor en el Festival de Biarritz, ¿qué significado tienen para usted?
Tienen un tremendo significado, principalmente el primero, porque es un premio que el país otorga a uno de sus
artistas y lo hace por la trayectoria. Es el reconocimiento a toda una vida en la actuación. El de Biarritz es puntualmente por la actuación en la película Mr. Kaplan, tal como el de Montecarlo y el de La Habana de Nueva York, pero todos son reconocimientos importantes para un actor.
En su rol como decano de la Facultad de Arte de la Universidad Mayor, ¿cuál cree que es el sello por el que es recordado por sus alumnos?
Uno es muy heredero de sus predecesores y yo aprendí del rigor y la perseverancia. Creo que sin estos 2 elementos realmente no llegas a ninguna parte. Aunque exista talento, si realmente no se cultiva, no sirve y se transforma en algo muy pasajero. He aprendido que a través de ambos valores es como realmente alcanzas permanencia en el trabajo que desarrollas.
Ha interpretado personajes notables en teleseries, teatro y cine, que lo han llevado a ganar numerosas distinciones.¿Cuáles son las máximas de vida que lo han llevado a tener éxito en estas 3 disciplinas?
La verdad es que yo trabajo pensando en hacerlo bien y con el horizonte de que sea bien recibido. La esperanza y el propósito de que el proyecto que desarrollo sea exitoso siempre está, pero realmente no hay tiempo para ponerse a pensar si vas a destacar. Mi única receta es trabajar mucho. Yo no tengo un método específico para preparar mis personajes, porque depende de un montón de factores. Los medios en los que trabajo son todos diferentes y la mayoría de las veces, el que te impone el sistema de trabajo es el director. Verdaderamente uno se pone en el riel que él te marca.
Se ha dado naturalmente. Los miembros de mi familia se han ido sumando a este trabajo. Para mí siempre es una sorpresa grata que esto ocurra. Emilia escribe y es actriz; María Piedad es curadora y productora; Damián es músico y Amparo y Diego, actores. Además, una nieta, Catalina Estuardo estudia teatro también. Es una disciplina que nos une bastante ya que muchas veces hemos trabajado juntos.
Respecto a la otra familia, la de sus camaradas en las tablas, ¿cuál fue la influencia que más lo marcó?
Siempre son tus profesores los que te marcan de alguna manera. En mi caso, Eugenio Dittborn, director teatral de la UC. Actuamos juntos en grandes producciones como: La Vida es Sueño. Él, como director y hombre de teatro, me marcó profundamente. Me di cuenta de esto con el tiempo. Con los años y la madurez entendí que le debo mucho en mi formación como actor. Cuando era joven no siempre estábamos de acuerdo y discutíamos bastante. El tiempo le ha dado la razón en la mayoría de nuestras discusiones. Eugenio murió en 1979, pero aprendí de muchas personas que incluso no son del teatro. Si uno tiene una actitud de querer aprender, encuentra maestros en mucha gente. Me gusta trabajar con gente joven, porque también se saca mucho de ellos. Me vinculo con chicos que son recién egresados y es una forma de tener el pulso del mundo. Te permite entender lo que está ocurriendo.
La carrera de teatro ha evolucionado. Antes elegirla era considerado una locura, pero hoy es un camino que permite generar buenos ingresos y desarrollo profesional. ¿Cómo ha visto esta evolución?
No ha cambiado tanto como uno cree. Frecuentemente me encuentro con padres que están muy preocupados porque sus hijos sigan una carrera artística y dicen cosas muy parecidas a las que me decían a mí a los 18 años: “que la gente no puede vivir del arte”, “que Chile no es país para dedicarse a esto”, etc. Justo hoy existe un crecimiento de la industria que antes no se veía como las grandes producciones de series de TV y el cine chileno o la exportación de nuestras teleseries. En fin, se abren oportunidades para que los actores podamos gestionar nuestro arte. Sin embargo, me gustaría ver más confianza en nuestros artistas, no es posible que antes de empezar ya los vean fracasados. Hay que dejarlos demostrar que pueden desarrollar una carrera exitosa.
¿Hay alguna característica del arte en Chile que nos distinga?
Veo algo muy positivo en el arte nacional, que no he visto en otros países, y es la activa participación de los jóvenes
en todos los ámbitos de expresión artística. Ellos están presente tanto en la puesta en escena, como en el consumo
y difusión de todos los eventos que se desarrollan: en las artes visuales, en el teatro, en la poesía, en el cine, en la danza, en la música, en las marchas de protesta, etc.
¿En Chile se apoya el arte más que antes?
Creo que el valor que tiene el alto interés en estos temas de parte de niños y jóvenes no se ha apreciado, porque
las artes, la ciencia y el deporte no se han integrado a la educación con la suficiente fuerza. Se desperdicia bastante
las ganas y la creatividad de los niños por desarrollar alguna de estas disciplinas. Deberían haber más inversionistas y -por cierto- el Gobierno debiese hacer intensos esfuerzos por apoyar iniciativas, porque hay una deuda histórica con el arte.
¿Cómo se preparan los artistas para enfrentar el retiro, la creación del patrimonio, etc.?
Depende absolutamente de la gestión que hagas. Si tú esperas sentado en tu casa que te llamen, nadie lo va a hacer. Siempre habrá cabida para nuevas iniciativas. En la actuación nunca se alcanza un límite donde te digan que ya no caben más actores o que se copó el empleo. En todas las profesiones depende de tu autogestión la generación de nuevos proyectos, para desarrollar empleos de calidad. Si se pensaba que a los 50 años un actor se iba para la casa, eso ya no es así. Los más viejos estamos llenos de trabajo. Yo encuentro muy fome pensar en retirarme, porque creo que tengo mucho que aportar y hacer todavía.
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