El difícil escenario que enfrenta el mercado obliga a autoridades y profesionales a plantearse nuevas metas, que permitan al país seguir liderando el sector. Ropa interior, toallas, cerraduras, colchones, pisos vinílicos, teclados y carcasas de iPad son solo algunos de los productos desarrollados en base a la innovación en el uso del metal rojo.
Por Ana María Cúneo
La oscilación de la economía internacional, además de la demanda y precio del cobre, son 2 de los principales factores que determinan la salud financiera de Chile; país que sustenta la base de su riqueza en la transacción de dicho metal.
Aunque en tiempos de bonanza este hecho favoreció al país, permitiendo llenar las arcas de reservas, ¿qué pasa en un escenario como el actual, donde en mayo se registró el valor más bajo del mineral en 3 meses (US$2,0 la libra)? Las constantes contracciones de precio obligan a plantearse nuevos formatos, que permitan dar un impulso a la exportación del recurso.
Mauro Valdés, Presidente del Programa Nacional de Minería de Corfo-Fundación Chile, explica que “la industria minera en Chile y el mundo, enfrenta actualmente un complejo escenario. Los yacimientos son cada vez de leyes más bajas, de contenidos más complejos y se encuentran a mayor profundidad, lo que hace que la explotación resulte más difícil y costosa. A esto, en nuestro país se suma la inflación salarial, la escasez de agua, los crecientes costos de la energía y una normativa medioambiental cada vez más estricta”.
En este camino, la innovación en la industria minera se asoma como la llave del éxito, pues es -a través suyo y con apoyo en la tecnología- que se espera dar un giro al recurso natural y satisfacer la demanda internacional desde otra perspectiva.
“Tenemos que convencernos de que es clave invertir en innovación, aún en tiempos de crisis. Chile tiene la oportunidad de tomar su rol de líder en la industria, siendo proactivo y desarrollando una minería de nivel mundial. Las empresas que no tomen este camino están destinadas a morir”, asegura el ejecutivo.
Por ello, y con la finalidad de dinamizar la minería chilena y conservar su liderazgo, es que en 2015 se puso en marcha el Programa Nacional de Minería Alta Ley, que reúne a distintos actores de la industria como compañías, proveedores, emprendedores, representantes de la academia y autoridades, de modo de fomentar un sistema de innovación que propicie el desarrollo de las capacidades humanas, institucionales, de emprendimiento y de innovación, permitiendo el tránsito de una economía que se basa en recursos humanos a una que lo haga en el conocimiento.
“La meta es desarrollar una industria de bienes y servicios basada en ciencia y tecnología, con aplicación en minería, para abordar los desafíos de productividad de la industria minera mediante la generación de un ecosistema robusto de innovación”, afirma Mauro Valdés.
La iniciativa, impulsada por la Corporación de Fomento a la Producción (Corfo), el Ministerio de Minería y coordinado por Fundación Chile, establece una hoja de ruta para 2015-2035, a través de la que se busca identificar los desafíos que debe enfrentar y las capacidades que se requieren para resolverlas. De esta manera, cuenta el presidente del Programa Nacional de Minería, se podrá definir dónde están las reales potencialidades de desarrollo minero nacional.
“Estamos convencidos de que podemos lograr los objetivos que nos planteamos que es tener 250 proveedores de clase mundial a 2035, y esperamos desarrollar una nueva industria de bienes y servicios, basada en el conocimiento y en la tecnología -aplicable a la minería- que nos permitirán crear un ecosistema robusto de innovación, de manera asociativa, que sea una nueva oportunidad de desarrollo económico para nuestro país”, asegura Mauro Valdés.
Otros actores
Convencidos de la necesaria fusión entre innovación y minería, surgen otros actores que impulsan productos que crean valor y alto potencial de apertura a nuevos mercados. En 2015, la aceleradora de innovación en nuevos usos del cobre de Codelco, llamada Codelco Lab, apoyó el desarrollo de nuevas aplicaciones del yacimiento en temas tan distintos como la eficiencia energética, cría de animales para alimentación humana, potabilización del agua y el manejo de enfermedades e infecciones intrahospitalarias, impulsando nuevos desarrollos y usos del metal en base a sus propiedades fungicidas y bactericidas.
En el sector privado surgió -en 2006- Copper Andino, laboratorio de desarrollo de productos en base al mineral, cuyo objetivo es poner al servicio de las personas, artículos que eliminen la transmisión de infecciones por contacto, foco con el que se han desarrollado productos tan distintos como cerraduras, colchones, ropa interior, apósitos post cesárea, pañales post parto y -recientemente- los primeros fragüe y Beckron con cobre de aislantes nacionales, gracias a lo que ya existen ambulancias cuyo interior está fabricado en base al metal rojo.
Aun cuando la tecnología es conocida y bien valorada en el país, el socio fundador y director de finanzas de Copper Andino, Juan Ignacio Alegría, considera que “en el extranjero no conocen estos avances, por lo que se necesita hacer un esfuerzo coordinado a nivel país, tal como en su oportunidad se realizó con la fruta, el vino y los salmones”.
No obstante, asegura que el futuro del mercado es promisorio y un importante generador de valor, pues se está incorporando conocimiento a la principal materia prima nacional. “Estamos siendo capaces de participar de la cadena de valor en otros eslabones y no tan solo en los primarios. Además, son tan bajas las cantidades que se necesitan para que sea efectivo, que resulta muy eficiente en la aplicación, pero irrelevante en los volúmenes utilizados”, recalca.
Esta nueva mirada se perfila como una alternativa válida en la exportación del metal que, además, crece a pasos agigantados. “Desde 2010 a la fecha, la demanda se ha incrementado en más de 300% y creemos que seguirá creciendo a tasas por sobre el 30% anual”, concluye el ejecutivo de Copper Andino.
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