Por Javier Silva, gerente general consultora TI Vector
De acuerdo con un estudio de la IDC, el 2018 el 60% de las compañías en Chile van a integrar TI (Tecnologías de la Información) y TO (Tecnologías de la Operación), buscando objetivos estratégicos en relación con la eficiencia operativa, la relación con los clientes, la productividad y el desarrollo en el mercado.
Es más, la consultora Gartner ha avanzado las previsiones de IDC, y se ha enfocado en el gasto mundial en TI durante 2017 y estima que durante ese año el sector movió en torno a 3,5 billones de dólares, un 2,4% más con respecto a 2016.
Es un hecho, la tecnología ha ayudado a que diversas empresas le puedan dar una respuesta rápida y eficiente a su cliente, permitiendo estandarizar sus procesos, reducir costos y tipos de reclamos.
Expertos aseguran que es muy importante que una empresa cuente con atributos sólidos para lograr un posicionamiento a largo plazo, dicha solución se puede establecer mediante una robusta mentalidad al cambio, a integrar nuevas tecnologías. Entendiendo también que esta van variando de manera acelerada y quienes interactúan con ella deben saber cómo adaptarse.
Lo que buscan las empresas es un tema de innovación y visión a largo plazo, es algo estratégico. Para la mayoría, no se trata sólo de adquirir una nueva tecnología para mejorar una producción o reducir costos, lo que se quiere es añadir algo completamente nuevo de valor y que los diferencie de la competencia.
Sin embargo, existen una serie de retos que aún las empresas deben ir descifrando, siendo muy importantes en su modelo de negocio a seguir. Perder el miedo a atreverse.
Lo que se puede lograr es hacer a la compañía más fuerte, compartir su fortaleza y encontrar dónde están sus mayores debilidades. Ahora, más que nunca, es necesario dejar ese esquema de negocio, esa resistencia y pensar en nuevas oportunidades.
Es clave realizar una profunda revisión en los presupuestos de tecnología, siendo responsables. La adopción de TI no debe verse únicamente como una amenaza en el camino tradicional, sino que como una herramienta de alta competitividad de las empresas.
Lo primordial es evaluar bien el mercado y sus opciones, pero que sepa escoger lo que realmente necesita, porque de lo contrario, puede errar en sus prioridades originando un deterioro en su organización.
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