En medio de una paulatina recuperación económica en Europa y una disminución de la actividad en Asia, el Fondo Monetario Internacional (FMI) definió su proyección para la región en 2016. Las cifras dan cuenta de la influencia de la realidad externa, pero son también el reflejo de importantes crisis internas.
Mientras se espera que en 2016 Europa comience a recuperarse tras una de las mayores crisis económicas que debió enfrentar desde el 2009, en Asia la expectativa de crecimiento para el período es más discreta, al alcanzar proyecciones de 6,5%, algo por debajo del 7% que venía ex-hibiendo en los últimos años. Este hecho sin duda influye en las expectativas para América Latina, pues la disminución en la demanda china de commodities y su consecuente baja de precios son un factor relevante para países exportadores como los que componen nuestra región. Sin embargo, no es el único elemento que interviene en su comportamiento económico.
En lo que va del año, los países de la zona también han enfrentado problemas internos, que influyen en las negativas proyecciones económicas definidas recientemente por el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El organismo espera que la región exhiba un crecimiento negativo de -0,5%, explicado básicamente por la fuerte caída de Brasil, país que retrocederá -3,8% en 2016, arrastrando el promedio del continente (ver recuadro). Al respecto, conversamos con el economista y actual profesor investigador de la Universidad Adolfo Ibáñez, Ignacio Briones.
¿Cuál es su evaluación de la proyección del FMI para América Latina este año?
La proyección general del Fondo es que el mundo va a seguir en este letargo económico, sin tasas de desarrollo muy elevadas, lo que va a tener un impacto en la región. Aquí, el caso de Brasil es determinante en la cifra proyectada, pues es sin duda la principal economía de la zona. Ese país está en una recesión importantísima, sin embargo, tengo la impresión que solucionando el grave problema político que enfrenta -a raíz de los casos de corrupción que incluyen a la presidenta Dilma Roussef- dicha nación podría volver a transitar hacia números positivos en el corto plazo.
La situación de Latinoamérica es bastante menos adversa si uno toma casos particulares de otros países relevantes, entre los que podemos mencionar a México, que crecerá 2,4% según el Fondo, o Colombia, con un 2,5%. Estas cifras son más bajas de lo que nos venían mostrando, pero siguen siendo positivas.
¿Qué le parece la situación económica por la que atraviesa Venezuela?
Venezuela está en una fase terminal de una enfermedad crónica, cuyos síntomas se advirtieron desde la época del boom como exportador de petróleo. Es un país extremadamente rico en reservas, que tuvo una política económica desastrosa, en conjunto con un sistema político autoritario, basado en un proyecto re-fundacional hacia el socialismo. En ma-teria económica, es un caso que no tiene arreglo y es lo que aparece reflejado en el retroceso de -8% proyectado por el FMI para 2016. Para salir de su situación actual -que incluye suspensión de días laborales, déficit fiscal, altísimos niveles de inflación y violaciones de libertades básicas- se requiere un plan sistemático y robusto a largo plazo y, por lo tanto, es improbable que el país pueda salir de esta situación en 1 o 2 años.
En el otro extremo, ¿qué hace que Perú sea el país con mejor proyección?
En 2014, Perú era la excepción del continente porque seguía creciendo a tasas sobre 6%, pero este año tiene una proyección de 3,7%, muy por debajo de lo que venía mostrando, aunque superior a otros países de la zona. Si bien existe una interrogante en cuanto al cambio de gobierno que se definirá en los próximos meses, la cifra se explica, fundamentalmente, por expectativas de inversión más auspiciosas de las de otros países. También es importante considerar el ciclo económico que vive el país, etapa que Chile, por ejemplo, vivió hace 10 o 15 años, y que es también un elemento que aporta a un cre-cimiento más esperanzador.
CRECIMIENTO EN CASA
En abril pasado, el FMI corrigió su proyección para Chile a la baja, situándolo en un avance de 1,5% del PIB. Al igual que nuestros vecinos, hemos estado expuestos a una menor demanda de cobre por el gigante asiático, ubicándonos 1 punto por debajo de Colombia y México, y más de 2 tras Perú.
¿Cómo se explica el lento avance del país para 2016?
Si consideramos que las proyecciones para el mundo bordean -desde el año pasado- el 3,5%, y que la zona euro, estanca-da tras la crisis, exhibe la misma cifra que Chile, podemos decir que el comporta-miento económico del país es muy malo. Además de lo que hemos dicho sobre la baja en la demanda del cobre, esta situación se explica por factores internos, que nos están haciendo crecer por debajo del mundo y de lo que estábamos acostumbrados. Lo anterior tiene diversas causas, entre las que se encuentran: un retroceso importante en la confianza respecto de las expectativas empresariales y la consecuente baja inversión, que es un factor de crecimiento determinante.
Excluyendo las crisis que ha enfrentado el país, esta caída es la más importante en los últimos 30 años y se basa en la serie de reformas que se han impulsado, como la Tributaria y Laboral, el tema constitucional y también los escándalos de corrupción que hemos conocido y a los que no estábamos acostumbrados. Por todo lo anterior, es muy probable que tengamos que soportar este año y el próximo con tasas de expansión muy mediocres, que previsiblemente se situarán por debajo del 2%. Junto con esto, deberemos enfrentar cifras de desempleo a nivel nacional en torno al 8% o 9%; lo que representa un cambio radical a lo vivido los últimos años, cuando crecíamos por sobre el 5% y teníamos un desempleo muy bajo, lo que potenciaba el desarrollo
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