Si paseamos por cualquier ciudad de Chile y nos fijamos en los escaparates de las librerías, vemos un patrón que se repite en casi todas ellas: Historia secreta de Chile, de Jorge Baradit.
El escritor nacido en Valparaíso se ha convertido en unos pocos años en uno de los escritores más polémicos del país y sus publicaciones en todo un fenómeno editorial. Pero las cosas no siempre fueron tan fáciles para el autor…
En esta entrevista nos revela cómo fueron sus duros inicios como escritor, su gran capacidad ahorrativa- debido a que se crió en una familia de clase media baja- y su visión sobre el modelo económico chileno y el controversial sistema de pensiones.
¿Cómo fueron tus comienzos como escritor? ¿Cómo pudiste financiarte?
Inicialmente, y como casi todos los escritores, tuve que tener un trabajo aparte para poder pagar cuentas y vivir.
Trabajé en diseño, comunicación e interiores durante veinte años. La experiencia en funciones creativas, asociada a metas y horarios, me ayudó a hacer lo mismo con la escritura.
Llegaba a las 20:00 horas a mi casa y me ponía en modo «escritor» hasta la madrugada, no tenía fines de semana y las vacaciones las usaba para dedicarme exclusivamente a los proyectos literarios, llegué a tener tres trabajos, cansancio y muchísimo sueño acumulado.
Fueron años durísimos empujando con todo 24/7 para alcanzar cierta estabilidad productiva y económica.
¿Eres una persona ahorradora y preocupada por tu futuro, sobre todo antes de saber que tus libros serían un éxito editorial?
Muy ahorrativa. A veces pasado de rosca.
Cuando comencé a trabajar no me compraba nada. Mi lujo era una Coca Cola y un paquete de galletas Tritón. Me tomaba un vaso con dos galletas diariamente en la noche… ahorraba los buses, la comida.
Gracias a eso pude viajar a Europa, luego de un año de trabajo, a conocer objetos y lugares que solo había visto en libros. Tiendo a ahorrar en pequeñeces y gastar en cosas grandes.
Mi única debilidad son los libros. Siempre entro a las librerías jurándome que no voy a salir con nada, y tate… frente a mí aparece ese libro que quizás contiene la información precisa que me estaba faltando.
Soy austero, mi origen es clase media baja donde todo escaseaba y cosas pequeñas eran lujos. Hubo un momento donde decides si quieres saciar esas carencias o continuar por el camino de la austeridad; en mi caso seguí la segunda opción.
El dinero que has ido ahorrando durante estos años… ¿En dónde te genera más confianza invertirlo?
Está en instrumentos bancarios que «aseguran» que el dinero no perderá su valor. No me gusta especular con los valores.
Hay un par de bienes raíces, y el resto invertido pensando en asegurarle educación y cierta tranquilidad básica a mi hijo. Mi objetivo siempre ha sido tener una vida feliz, para mí encarnada en la «tranquilidad».
Necesitar lo justo, y si hay un inconveniente o una emergencia, recurrir a esos fondos y seguir con la tranquilidad.
¿Cuál crees que es “la historia secreta” del modelo económico chileno? ¿Y de las pensiones?
El individualismo. La muerte del proyecto colectivo.
El dinero invertido en seguros de salud o pensiones pasaron a capitalizar la empresa privada y generar millonarios con el dinero de todos los chilenos. No habría problema si hubiera un retorno digno, pero no lo hay.
Se instaló el «sálvate solo», y eso deja fuera a millones de personas, a la mayoría de los chilenos, de hecho, que no tuvieron las mismas posibilidades sociales, educacionales o simplemente físicas para enfrentar un modelo que es duro, solitario y sujeto a muchas formas de discriminación.
«A otros enseñaron secretos que a ti no», decían Los Prisioneros hace treinta años, y siguen teniendo razón. No es un modelo humano, así de simple.
¿Crees que falta mucha educación financiera entre la sociedad?
Muchísima, pero también seamos justos: el bombardeo diario que te incita a consumir más allá de tus posibilidades nunca será igualado por las voces de alerta que llaman al ahorro.
Este sistema no funciona así. Este sistema exige crecer, crecer y crecer cada vez a mayor velocidad, y el ser humano es solo un vehículo para ese crecimiento, no el objeto de su preocupación.
La salud mental y física no es su preocupación: hay tantos mensajes que dicen «Come, come, come!!», como mensajes que le dicen «Adelgaza, adelgaza, adelgaza!!!». Eso genera una neurosis terrible.
Una forma de salirse de ese círculo es vivir con lo que uno puede y destinar un margen al ahorro. Sé que este consejo va dirigido a gente que tiene cubiertas sus necesidades básicas, hay chilenos que ni eso pueden alcanzar.
En un mundo ideal, si tuviéramos la posibilidad y la responsabilidad de vivir con un poquito menos y ser capaz de controlar nuestro ego comprador, la salud mental y la felicidad verían crecer sus índices.
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