Por Liz Amador, Psicóloga.
Hay cuentos que parecen ser ajenos, historias que resuenan en nuestro inconsciente colectivo, pero que como sociedad no queremos asumir, y entonces lo decimos “en bonito” para suavizar ese amargo sabor que queda cuando uno se sabe de lo injusto y/o agresivo.
Las mujeres ganamos en 451 lo que los hombres ganan en 365, en los mismos cargos y con similares competencias y preparación.
Hablar de la desigualdad de género es una consecuencia de este proceso psico-social, tanto así que parece que algunos pueden incluso burlar el tema con bajezas y banalidades pseudo graciosas. Pues cuando decimos desigualdad no tenemos que pronunciar las palabras abuso, despotismo, misoginia o discriminación.
¿Qué pensarías si te contara que conozco 2 hombres que con la misma preparación y competencias, y que se encuentran en un mismo cargo, la misma cantidad de tiempo, en la misma empresa, se le paga muy distinto: $600.000 a uno, y $900.000 al otro? ¿Cuál es la razón para ello?
Las respuestas más comunes que he escuchado cuando hago esta consulta a las personas es: “Yo creo que el que gana más tiene pituto (es amigo de un cargo alto de la empresa)”, o, “El que gana menos debe ser inseguro y la empresa se aprovechó”. Jamás nadie me ha respondido: “me parece súper adecuado”.
Entonces, por qué justificamos que hoy en día en nuestro país una mujer deba trabajar 15 meses para ganar lo que un hombre obtiene de remuneración en 1 año. En otras palabras, las mujeres ganamos en 451 lo que los hombres ganan en 365, en los mismos cargos y con similares competencias y preparación.
Por otro lado, según la Organización Internacional del Trabajador (OIT), una de las grandes causas de esta ya nombrada diferencia salarial es la maternidad. Así, el informe realizado por esta organización afirma que las mujeres que tienes hijos cobran menos que las que no los tienen, cuando en los hombres sucede al revés.
La causa de ello es el temor a no ser contratada. El castigo de la fertilidad femenina, con la burda ilusión de que el Homo Sapiens pueda reproducirse sin la hembra embarazada, como si la supervivencia y procreación fuese un instinto de la mujer y no del hombre, son una creencia errada e insana.
Investigaciones evidencian que estas diferencias comienzan desde la educación primaria, en donde ya a los 6 años, niñas y niños identifican como “más capaces” en áreas matemáticas a los varones, aunque los resultados en la realidad sean similares.
Dicha situación se sigue replicando hasta la adultez, donde el llamado “laberinto para el liderazgo” o anteriormente “techo de cristal” evidencian los límites y obstáculos que el mundo laboral pone a las mujeres, y que evitan muchas veces que ellas lleguen a ocupar puestos altos.
Nos hemos ido adaptando, y buscando salidas aprendimos a que el hecho de agruparnos y formar organizaciones nos ayuda a lograr el empoderamiento, a refinar nuestras habilidades, y a volvernos más sagaces. La más grande e influyente de estas Asociaciones a nivel internacional es Business and Professional Women, mujeres profesionales y de negocios que trabajan para lograr los cambios necesarios. Ellas han creado la campaña EQUAL PAY DAY, la cual ha sido adoptada por Chile, liderada por BPW Santiago. Vamos avanzando por un mejor país, porque nuestro tiempo ¡vale lo mismo!
Muy acertada e interesante esta publicación. Felicidades a la Psicóloga Liz, debemos trabajar en conjunto. Es una cuestión de justicia, equidad y valorar la maternidad como se merece.