La portabilidad financiera, que está siendo estudiada por la SBIF, operaría de manera similar a la telefónica, entregando mayor poder a los clientes.
Simplificar el cambio de una institución financiera a otra, con todos los productos y servicios del banco de origen.
Ese es el objetivo del proyecto de Portabilidad Financiera, que –en agosto- anunció el superintendente de Bancos e Instituciones Financieras (SBIF), Mario Farren.
Aseguró que corresponde a “un propósito estratégico que nos hemos planteado en la Superintendencia”.
Ello permitiría, por ejemplo, cambiarse de un banco a otro sin necesidad de liquidar los saldos de un crédito o tener que reunir una serie de documentos para abrir una cuenta corriente.
Así, en la práctica, las personas puedan tomar los datos de su crédito hipotecario y cotizar con distintas instituciones para decidir si sigue en la misma institución o si hay otra que le ofrezca mejores condiciones.
Esta medida no solo ofrecería más independencia a las personas al momento de decidir dónde contratar un crédito, sino que también busca la flexibilización de los trámites y potenciar la inclusión financiera.
Portabilidad financiera: mejores decisiones, en menos tiempo
La economista Valentina Ciriotto explica que “la portabilidad financiera conllevaría mayor rapidez y facilidad en el cierre de las cuentas corrientes, en la apertura de nuevas cuentas, en la renegociación de los créditos y en el acceso a financiamiento”.
Para los clientes del banco será posible cambiarse en cualquier momento y a costo cero.
“Esto implica que podrá cotizar los diferentes productos bancarios en varias instituciones y así, tomar mejores decisiones en menor cantidad de tiempo”, explica Ciriotto.
Agrega que, por el lado de los oferentes del mercado, una iniciativa de este tipo supone un aumento de la competencia y promueve la trasparencia de la información.
Es decir, se debería producir una variación a la baja de los precios de los productos financieros, beneficiando así a los solicitantes de crédito.
“Esto implicaría una profundización de la relación entre bancos y clientes, aumentando el grado de bancarización de las personas y su inclusión financiera, lo que beneficiaria las instituciones financieras, ya que aumentaría el flujo de dinero que tienen disponible para realizar operaciones”, explica la académica de Ingeniería Comercial de la Universidad San Sebastián.
Para Catalina Maluk, decana de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad Central, la eventual implementación de esta iniciativa, que está siendo estudiada por la SBIF, obligará a la banca a maximizar la calidad de sus productos y servicios a mayor velocidad.
“Esto permitirá a los clientes tener una mayor vitrina para comparar tasas de interés, costos de comisiones asociadas, y acceder a información estandarizada para tomar mejores decisiones financieras”, explica Maluk.
De esta forma, señala, fomentaría una cultura financiera responsable, pues el ejercicio de cotización será más permanente y así, “consumidores y clientes buscarán minimizar los intereses, tratando de aumentar su liquidez”.
Desafíos
Pese a los beneficios que implicará para las personas, la portabilidad financiera conlleva una serie de desafíos, tanto para la banca como para los organismos reguladores.
En esta línea, Ciriotto asegura que se requerirán nuevas normas para la protección de las personas, un proceso de digitalización que permita el intercambio de datos entre instituciones bancarias.
Además de la implementación de mejores medidas de control para evitar filtraciones y hackeos.
Maluk señala que los bancos deberán prestar un mejor servicio, pues “la portabilidad será una herramienta potente mediante la cual los clientes podrán hacer valer su opinión”.
En este escenario y considerando que los clientes están más empoderados, rapidez, seguridad y mejores condiciones financieras serán atributos valorados.
Esto supone, por ejemplo, la revisión por parte de la banca de procesos internos y costos para poder competir
“La manera cómo se ha desenvuelto históricamente el sistema financiero en Chile requiere una reingeniería mayor. La portabilidad financiera es un proceso que será lento, que tendrá tiempos de adaptación y que si bien se ve muy atractivo para los consumidores, requerirá cambios significativos. Tal vez la portabilidad sea esa gran reingeniería”, explica.
Así funciona el modelo español
En España, la portabilidad financiera ya es una realidad. Según instrucciones del Ministerio de Economía y Empresa de ese país, los bancos tienen un plazo máximo de 13 días para ejecutar el traslado de la cuenta sin costo para los clientes.
Asimismo, la persona puede elegir si llevarse todos los productos financieros a su nuevo banco o solo una parte de ellos, cerrando lo que desee siempre que no tenga deuda alguna con la compañía.
Para la migración tanto la institución de origen como la nueva deben trabajar en conjunto para que el cliente pueda contar con su cuenta en el tiempo y la forma definida.
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