Mucho se habla de que Chile es un país estresado y trabajólico con muchas horas de trabajo semanales y que tenemos una jornada laboral extensa en comparación con los países desarrollados. Revista Valora conversó con dos expertos en el temas para ver si realmente podemos bajar la carga y ser más productivos.
Nuestro país está dentro de los países que más horas de trabajo tiene en su jornada laboral, además debemos sumar el tiempo de traslado al hogar, factores que resiente la salud mental de los trabajadores incidiendo en su calidad vida y ambiente familiar.
Desde el Congreso se está proponiendo rebajar la jornada laboral a 40 horas semanales, la Comisión de Trabajo y Seguridad Social busca reflotar el proyecto de ley puesto en tabla para reducir la jornada laboral.
Esta idea ha motivado una discusión donde hay quienes plantean que no estamos preparados para acortar las horas laborales, al menos no en algunas industrias, mientras hay otros que creen que sí seremos capaces de optimizar el tiempo.
Para Benjamín Trajtman, gerente general de CENAC Group, “según la experiencia en nuestro país no la afectaría. Si comparamos esta propuesta con la reducción de jornada realizada hace un par de años, se observa que no se produjo un impacto significativo y no cayó la productividad”.
Según su visión, William Peters, consultor de Lee Hecht Harrison, efectivamente afecta la productividad de los sectores intensivos en el uso de mano de obra, como el comercio o la industria manufacturera.
“El problema es que la legislación no está abordando la reducción de la jornada laboral de una manera global, es decir, generando los incentivos para que esa pérdida de productividad no perjudique el rendimiento económico”, indica el consultor de LHH.
Al respecto indica que la productividad se consigue, además, flexibilizando los tipos de jornada y entregándole a los trabajadores y el empleador más alternativas de pactar jornadas.
«Es deseable que las personas dispongan de mayor tiempo de calidad con sus familias pero el número de horas trabajadas no es el único factor en esa aspiración. Los medios de transporte, por ejemplo, juegan con protagonismo en esta materia”.
Trabajar más horas no supone producir más, cuanto más tiempo se esté en el puesto y menos se descanse, la motivación cae. Pero el presentismo sigue siendo un rasgo distintivo del entorno laboral.
Lo importante en una reducción en la jornada laboral vaya acompañado de otras intervenciones. “Capacitar a ejecutivos para administrar bien su tiempo y la gestión de los demás. Tener metodologías de registro y fijar prioridades, delegando y supervisando resultados más que tiempo dedicado, estoy seguro de que seremos un país mucho más productivo”, señala Trajtman.
Producción versus carga laboral
Cuando se trata de producción con máquinas, ellas marcan la producción por hora.
En ese caso no es posible reducir el tiempo.
Cuando están involucrados otros procesos administrativos con personas efectivamente es un incentivo el bajar la carga.
Según la Ocde nuestro país trabaja 1.974 horas al año.
La comisión indicó que el proyecto incluiría la hora de colación como parte de la jornada laboral misma, así también señaló que trabajar menos iría en beneficio de la salud mental de los trabajadores y trabajadoras.
Raúl Soto, presidente de la Comisión de Trabajo, manifestó que “si las personas trabajan menos pero con mayor intensidad, la productividad sigue intacta, lo que aquí se necesita es dejar de pensar en el bienestar de la empresa o del lugar donde se ejerza el trabajo”.
Al respecto, el consultor de LHH señala que, “actualmente la producción está dejando de realizarse en nuestro país, porque efectivamente los costos comparativos con otras naciones son mayores. La carga horaria es un factor en ese fenómeno”.
Ahora debemos pensar si estamos preparados culturalmente para un cambio en la jornada laboral, adoptar nuevas dinámicas como trabajar desde casa, flexibilizar nuestro horario.
“Es necesario educar para que la gente gestione su tiempo y eso incluye dedicarle tiempo a estar en familia, realizar deportes o algún hobby, de manera que las personas mejoren su calidad de vida y con ello una lograr una sociedad con mejor equilibro” indica Trajtman.
Las culturas son dinámicas y se van ajustando a los esquemas de incentivos institucionales.
Según Peters, es una discusión valiosa la que se ha abierto sobre este tema y es propia del nivel de madurez que ha ido adquiriendo nuestra sociedad.
Comments
comments